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sábado, 10 de noviembre de 2012

La Aviación en la Revolución Mexicana III: La campaña contra Orozco


Pascual Orozco había sido un jefe revolucionario, quien junto a Francisco Villa combatió del lado de Madero en la Batalla de Ciudad Juárez, siendo comerciante de origen campesino, Orozco vio en principio con buenos ojos la llegada  de Madero al poder, creyó que cambiaría las cosas definitivamente, y de una vez por todas borraría el sistema social porfirista.
Pascual Orozco
Madero por su parte, perteneciente a la clase burguesa, sabía que no sería sencillo reajustar al país, podía hacerlo todo rápido y que la nación se sumiera más en el caos, o podía hacer los cambios poco a poco, así lo hizo, centrándose primero en reparar los daños de la guerra a empresarios y personas acaudaladas, dejando de momento asuntos sociales como la tenencia de la tierra en segundo plano. Esto hizo que Orozco cayera en la impaciencia y se rebelara contra Madero abiertamente el 3 de marzo de 1912.

Los rebeldes orozquistas, denominados “los colorados” dominaron buena parte del estado de Chihuahua, su dominio se extendió hasta Torreón, Coahuila, a lo largo del Ferrocarril Central a Cd. Juárez, la plaza de Torreón era un importante nudo ferroviario que aseguraba el acceso a buena parte de los Estados Unidos, por lo tanto, era indispensable para el gobierno maderista expulsar a los rebeldes de dicha ciudad. Se comisionó al General Victoriano Huerta para recuperar la plaza.

En materia aeronáutica, los orozquistas tuvieron que burlar el embargo de armas impuesto por los Estados Unidos, y existen referencias que señalan que Orozco dispuso de al menos uno o dos aviones, uno de ellos un biplano Farman, en los cuales se contrabandeaba armamento, no se tiene referencia de sus pilotos, si bien se sabe que fueron extranjeros, y uno de ellos fue el británico John L. Longstaff, quien estuvo prestando sus servicios en la primavera y verano de 1912. Transportaba armas, personal y correspondencia desde Nuevo Laredo a los asentamientos orozquistas volando hasta 2 veces por noche.

Fruto de la segunda gira de Moisant en México, el ingeniero Juan Guillermo Villasana hace contactos con la compañía, con lo cual empieza a construir su propio monoplano Deperdussin, equipado con un motor Anzani de 80 hp, en realidad era parte de un proyecto de 1911 entre él y Martín Mendía, posteriormente Villasana contacta con el ruso Santiago Poberegsky, quien financió el proyecto. Este aparato, llamado “Latinoamérica”, fue el primer avión funcional construido en América Latina. Su primer vuelo fue el 30 de abril de 1912, despegando desde Balbuena, con Poberegsky a los controles, luego de un mal aterrizaje, el avion fue reparado, pero guardado debido a las condiciones climáticas, y finalmente un viento huracanado terminó por dañarlo. Villasana hace la propuesta formal al gobierno para crear un Departamento de Aviación Civil, pero la proposición es ignorada.
Juan Guillermo Villasana y Santiago Pobregsky posan junto al Deperdussin en construcción
El Deperdussin "Latinoamérica" hecho en México
A destacar también los 2 aviones Deperdussin traídos por Martín Mendía en junio de 1912, un monoplaza y un biplaza, con el primero tuvo un accidente que lo destruyo, tras lo cual se fue a Europa y participó como piloto de combate en la aviación francesa. El avión biplaza fue vendido a Rafael Lebrija, y en él se probó una novedosa hélice diseñada porVillasana.
Martín Mendía a bordo de su avión Deperdussin
También como resultado de aquella exhibición en la que Madero voló en un avión, los 2 primeros aeroplanos que su gobierno compró a la compañía Moisant llegaron precisamente a Torreón en 1912 para ser usados en la campaña en curso contra “los colorados“ de Orozco.
Los 2 primeros aviones del gobierno maderista, el Museo Nacional de la Aviación y el Espacio, de Torreón, Coah. señala que estas fotos probablemente son en Cd. Juárez.
John Héctor Worden, piloto norteamericano, era descendiente de indios cherokees, nacido en New York en 1885, estudió aviacion en Belgica y se unió al equipo de pilotos de la Moisant Aviators, en 1912 fue comisionado por la compañía, para llevar dichos aviones a México, que pasaron a formar parte de la División del Norte al mando de Huerta.
John Héctor Worden
Para ese entonces, la rebelión de Pascual Orozco ya había sufrido serios reveses en las batallas de Bermejillo, Conejos (Durango), Rellano y Bachimba (Chihuahua). 
El 31 de julio de 1912 llegaron a Torreón Worden y el piloto mexicano Francisco Álvarez, junto con los aeroplanos Moisant-Bleriot, uno con motor de 50 caballos de fuerza, y el otro con 100, para ser utilizados en la campaña contra los orozquistas. Ambos se convirtieron oficialmente en los primeros pilotos militares de México, al ofrecérseles a su llegada un contrato por parte del gobierno para volar en misiones de reconocimiento y bombardeo para el ejército. La ciudad estaba rodeada por las tropas federales, y se requerían vuelos de observación para ubicar a las ya escasas tropas orozquistas atrincheradas en las calles y casas torreonenses.

El primero de agosto se efectuaron las primeras pruebas de los aeroplanos, uno de los aparatos, el de 50 caballos, fue piloteado por Worden, entre militares y curiosos, se instaló un campamento en la ciudad de Gómez Palacio, separada de Torreón por el Río Nazas. Dichas pruebas se realizaron cerca de los llanos donde estaba el Parque Atlético de beisbol (hoy Estadio Gómez Palacio).
Los 2 primeros pilotos de las fuerzas armadas: Francisco Álvarez y Hector Worden, (segundo y tercero de izquierda a derecha), posan junto a otros mandos militares en el estadio de beisbol de Gómez Palacio
Avión Bleriot a las afueras de la ciudad
Los 2 aviones en el campamento
Las maniobras se efectuaron en las primeras horas de la mañana, buscando las mejores condiciones climáticas, en el primer intento el aparato se elevó cosa de doce metros, por espacio de tres minutos, para recorrer dos kilómetros y caer al suelo. Se dijo que el “aterrizaje” fue intencional pero que el terreno en que se hizo resulto inapropiado para ello, de hecho, cayó a un lado del estribo sur del puente del tranvía, del lado de Torreón. Pasados algunos minutos se emprendió otro vuelo casi al ras del suelo y el aparato cayó de frente, hundiéndose la hélice en la tierra.

El acontecimiento de los aviones causó una gran expectación entre los locales, ya que posiblemente fue la primera vez que un objeto de esta naturaleza volaba por la región, además fue el primer vuelo de un avión militar en México. 

Dos días más tarde, después de laboriosos preparativos llevados a cabo por Osorio Mondragón, se efectuaron con éxito las pruebas de vuelo. Desde el parque Atlético, a las 6:30 a. m. Héctor Worden realizó un vuelo de 31 minutos. Se elevó a 1,200 pies e hizo maniobras que le valieron aplausos. Después el piloto Francisco Álvarez intento subir, viéndose precisado a “aterrizar” como a cuarenta metros del punto de partida, por una racha de viento. La comisión militar encargada por el gobierno para recibir los aparatos se retiró satisfecha

El domingo 4 de agosto se realizaron más vuelos, gran parte de la población lagunera se reunió en el Parque Atlético a ver los aviones. Toda la mañana los tranvías eléctricos que unían a Torreón, Gómez Palacio y Lerdo estuvieron transportando personas al parque. Allí los aviadores Héctor Worden, y Francisco Álvarez, empezaban las pruebas para los vuelos de exploración de las áreas donde operaban las fuerzas rebeldes, objetivo para el que fueron adquiridos los aviones. Álvarez, al hacer una evolución, tropezó con los cables del tranvía y el aparato se vino a tierra. El piloto salió ileso del accidente pero las fuertes corrientes de aire motivaron la suspensión de los ejercicios. A pesar de esto el capitán Vázquez Shafino, representante del Presidente de la República, quien vino expresamente a presenciar las pruebas, quedó muy satisfecho de las maniobras que efectuaron los aviadores.
El Bleriot de Álvarez dañado por su caída tras enredarse con las líneas del tranvía que unía Torreón con Gómez Palacio y Cd. Lerdo
La campaña contra Orozco fue exitosa, las tropas rebeldes continuaron su retirada a lo largo del ferrocarril hasta Chihuahua, donde fueron derrotados una vez más, ahora por las fuerzas de Francisco Villa, quien se había unido a las tropas federales en calidad de “irregular“, otro par de derrotas ocurrirían en Cd. Juárez y Ojinaga, obligando a Orozco a abandonar el país, en estos enfrentamientos hubo una modesta contribución aérea de Worden y Álvarez quienes prestaron sus servicios, aunque solamente realizando misiones de observación y transporte. No obstante, al terminar la campaña, Victoriano Huerta, desconocedor de las ventajas que podía ofrecer la aviación al ejército, no manifestó más interés en los aviones y los pilotos desaparecieron del ámbito nacional.

Cuando Worden regresó a los Estados Unidos publicó un artículo en la revista “Aircraft” sobre la utilidad del poder aéreo en las acciones militares. En dicho relato, Worden predecía las capacidades de los aviones en el ámbito militar (observación, corrección del fuego de artillería, bombardeo, vigilancia), y puso ejemplos de algunas batallas en México, donde el avión pudiera haber modificado el curso de los eventos. 

Worden termina su relato de manera profética: “La opinión absoluta del autor es que en el futuro el aeroplano no sólo será un valioso bien para un ejército, sino una necesidad absoluta”.

La guerra que estaba por desatarse en Europa en los siguientes años, le dio la razón.

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BIBLIOGRAFÍA:
http://drsamuelbanda.blogspot.mx/2012/11/la-aviacion-en-la-revolucion-mexicana_19.html

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