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domingo, 31 de diciembre de 2017

CELESTIA GALACTICA FOTOGRAFICA. Parte XIX

Para cerrar el año con otro compilado de imágenes del cosmos.
Empecemos por este par de espectaculares imágenes de un fenómeno que sacudió el cielo de la costa oeste norteamericana (y el extremo noroeste mexicano), apenas este 22 de diciembre. Una sobrecogedora estela de luz que asombró a los curiosos. Se trató del lanzamiento del  Falcon 9, un cohete orbital de dos etapas, manufacturado por la compañía SpaceX, y que despegó desde la base Vandenberg AFB de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El aparato alzó el vuelo a las 17:27 hora local, portando consigo la friolera de 10 satéllites Iridium de comunicaciones. Se trata del lanzamiento 46 de este tipo de cohetes, y el 18 del año, además de ser la cuarta misión que lanza satélites Iridium, de ahí que SpaceX la bautizó como Iridium-4.
Debido a la hora y al ángulo de la luz solar, la estela de humo dejada por el cohete y su etapa propulsora apareció iluminada en los cielos nocturnos. No faltaron los conspiranoicos, terraplanistas y payasos sin que hacer, que dijeron que se trataba de los infames chemtrails, o un OVNI, e inmediatamente acusaron al gobierno, a los Rockefeller, a los reptilianos y otras entidades malignas producidas por sus jaladas mentales, no obstante, esta clase de fenómenos, aunque inusuales, han ocurrido varias veces en el pasado, como este que vi yo en mi infancia, y que Maussan sigue jurando que es de origen extraterrestre.

Ahora en este otro par de imágenes también espectaculares, observamos manchas y erupciones en la superficie de nuestro Astro Rey. La violenta actividad magnética solar da lugar a que en la superficie se formen filamentos y manchas debido a las diferencias de temperatura en los flujos de plasma. Ocasionalmente estos flujos vienen desde el núcleo solar a velocidades extraordinarias y pueden alcanzar la centena de miles de kilómetros de altura, formando auténticas erupciones y tormentas solares, para darnos una idea del descomunal tamaño de estos fenómenos, en ellas cabrían fácilmente varias decenas de planetas como la Tierra. Menos frecuente es que estas tormentas logren vencer la gravedad solar, y cuando lo hacen, este flujo alcanza los planetas, en el caso de la Tierra es el responsable de las auroras boreales y australes, pero eventualmente podrían haber efectos indeseables, especialmente en las comunicaciones y la electricidad.

El Gordo. A 7000 millones de años luz de nuestras cabezas se encuentra el cúmulo más grande observado hasta la fecha. Se trata del cúmulo galáctico ACT-CL J0102-4915, bautizado cariñosamente como "El Gordo" por sus descubridores. Y con justa razón, el panzas está formado por dos subcúmulos de millones de galaxias colisionando entre sí a varios millones de kilómetros por hora. Se estima que la masa total del cúmulo equivale a "apenas" unos cuantos cuatrillones de estrellas como nuestro Sol.

No, no es un cráneo, aunque bien se le parece. Se trata del asteroide 2015-TB145. Un cuerpo de unos 600 metros de diámetro, que irónicamente, pasó cerca de la Tierra (unos 490,000 Km) la noche de Halloween de 2015, y fue bautizado informalmente como "la gran calabaza". Su alta inclinación orbitaria y su excentricidad sugieren que 2015 TB145 en realidad es el remanente de un antiguo cometa ahora extinto, pues ya se habrían eliminado todas sus partículas volátiles (las que forman la cola) en anteriores pasos junto al Sol.

Una miradilla a Enceladus, una de las lunas de Saturno, fotografiada por la sonda espacial Cassini durante su periplo por el Señor de los Anillos. Enceladus, o Encelado ya latinizado, parece ser la fuente del anillo E de Saturno, uno de los más externos y tenues, que no puede ser visto al telescopio del aficionado. La comentada Sonda Cassini demostró que es la propia Encelado la fuente del polvo de este anillo saturniano.

 Lo que Cassini observó a su paso por Encelado fueron estas grandes erupciones a modo de cortina.

RAFGL2688, o la Nebulosa del Huevo. Es una nebulosa dipolo protoplanetaria ubicada en la constelación del Cisne. Finas capas concéntricas de gas y polvo estelar orbitan una estrella que además posee un disco de acreción perpendicular a dichas capas. Eventualmente, tal vez en unos cuantos millones de años, estas capas de polvo se condensarán en pequeños cuerpos esféricos que seguirán girando alrededor de la estrella, a los cuales llamamos planetas.

Australia, 2012. Así se vio un eclipse solar total en aquellas latitudes. 2017 significó para muchos de nosotros volver a ver un eclipse solar, aunque fuera parcial. 2024 traerá consigo otro eclipse total en México, con el centro del mismo a unos 100 kilómetros de mi lugar de residencia actual.
  
Bienvenidos a Ganímedes, la luna más grande de Júpiter y de todo el Sistema Solar. Descubierta por un tal Galileo Galilei en 1610, Ganímedes posee una superficie de hielo y se ha teorizado que en su interior hay un vasto océano liquido con una cantidad de agua que supera a la de todos los mares de la Tierra.

Y hablando de la Tierra, una mirada desde la ISS, la Estación Espacial Internacional, al ojo del huracán Iván, en 9 de cotubre de 2016.

Desde luego, que en la Tierra no es el único sitio donde se dan las tormentas. La Gran Mancha Roja de Júpiter, formada como un vortice anticiclónico, que gira en sentido contrario al resto de las de por sí turbulentas capas de la atmósfera jupiteriana. Se estima que tiene unos 300 años de edad, y es tan grande que en ella podríamos acomodar dos Tierras juntas, aunque las observaciones han demostrado que ha ido disminuyendo de tamaño con el tiempo, si bien el tamaño e incluso la coloración son variables.

NGC6853, o M27, la Nebulosa de las pesas (Dumbbell nebula en inglés), es una masa de polvo estelar expulsada por una estrella moribunda. Se espera que en unos 500,000 años la nebulosa haya terminado por disiparse en el espacio.

Urano (que para el año 3000 se llamará Urrecto para así evitar los malos chistes), es el séptimo de los planetas de nuestro Sistema Solar. Se trata de un gigante gaseoso al igual que Jupiter, posee anillos, satélites y tormentas locales, no obstante, la característica más distintiva y enigmática de Urano es su eje de rotación: 97 grados, esto es, prácticamente perpendicular a su traslación. Es decir, el planeta básicamente gira como una llanta o pelota.
Esto da como resultado que en Urano el Sol no "salga" por un lado y se oculte por el otro, sino que el Sol se desplaza por el horizonte, tal como en los polos terrestres, y por el contrario, de los polos uranianos, uno está de cara al Sol, y el otro queda en el lado Oscuro, alternándose durante un periodo de 42 años, ya que el año de Urano equivale a 84 años terrestres.

Más imágenes aquí: 
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