El día de ayer la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) anunció con bombo y platillo lo siguiente:
Resulta irónico que se tenga que recurrir a un 787 de aerolínea, a la cual seguramente se le tuvo que pagar la renta del aparato por las horas que ocupe el viaje, lo cual puede o no incluir el pago a los pilotos y personal que interviene en el desarrollo del vuelo, y los combustibles, tasas aeroportuarias, etc... y mientras tanto, el 787 Presidencial continúa guardado en el extranjero, generando pasivos.
Es indudable que este aparato es un dispendio, pero resulta más dispendioso estar pagando por no usarlo, y si el Sr. Heces no quiere viajar en él, bien podía haber sido despojado de sus opulentos interiores, y convertido en un carguero para servir en la Fuerza Aérea.
Ésta es la clase de misiones (logísticas, civiles, militares y/o humanitarias) donde un transporte con las capacidades del Boeing 787 resulta útil.
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