PARTE 2
EL ESTUDIO ARMS
Desde 1958 la Comisión
Estadounidense de Energía Atómica (US Atomic Energy Comission, USAEC), con sede
en Las Vegas, mantenía un programa de medición de fuentes naturales de
radiación, el cual se hacía desde el aire, mediante un par de aviones (un Beech
B50 y un Martin 404) dotados de instrumental especializado. Durante toda esa
década fueron numerosas las misiones de registro en diversas áreas del país, algunos
de los programas se denominaron Aerial Radiological Meassurging Survey (ARMS y
ARMS-2). El principal contratista privado que desarrolló los instrumentos fue
una compañía denominada Edgerton, Germeshausen and Grier, Inc. (EG&G), y
los aviones usados eran de su propiedad.
El equipo encargado de realizar
las mediciones del ARMS tuvo además que efectuar otras misiones a encargo de la
USAEC en casos de accidentes de tipo radiológico. En abril de 1963 asistió en
el hundimiento del submarino nuclear USS Tresher, verificando que no hubieran
escapado elementos radiactivos desde el reactor. Luego en 1968 una fuente de
Cobalto-60 para uso hospitalario se cayó de su transporte en una autopista
entra Salt Lake City y Kansas City. El contenedor fue encontrado vacío al lado
de la carretera y el avión del ARMS realizó vuelos de medición hasta que la
fuente fue encontrada cerca de Kansas. También se usó para valorar el flujo de radiación
residual en pruebas con armas nucleares y ayudó a monitorizar los vuelos del
programa Apollo, cuando éstos llevaron elementos radioactivos a bordo.
En 1970, con la pérdida en suelo
mexicano del Athena V123D conteniendo material radiactivo, el ARMS iba a
realizar su primera misión en el extranjero.
BÚSQUEDA AÉREA
El 30 de julio el avión
Beechcraft B-50 Twin Bonanza del EG&G, matriculado N702B, y equipado con
detectores de radiación diversos, estaba realizando uno de sus tantos vuelos en
Illinois, cuando vino la orden de la USAEC: el estudio se dejaba en segundo
plano por el momento, y la aeronave debía dirigirse a Torreón para asistir a
los técnicos de White Sands que llevaban ya tres semanas sin poder localizar la
fuente gama de Cobalto-57 que venía con la etapa final del Athena perdido.
Aspecto del Twin Bonanza. Obsérvese que detrás de cada motor existe un orificio, que de hecho es la salida de un cohete JATO, para despegar en distancias cortas o en caso de emergencia |
El número de construcción de este
avión era el EH-43, fue construido en 1957 y salió ya con la matrícula
comentada.
El avión llegó a la región el 31
de julio de 1970, el detector fue calibrado según las características de
emisión del Co-57, ese mismo día empezaron los vuelos de familiarización con la
zona y se establecieron como puntos de referencia una marca de cal en el norte,
y al sur la represa de tierra “El Tapado” (el mismo sitio donde De la Peña dijo
encontrar silencio de radio en 1966, y curiosamente el avión del ARMS nunca
reportó problemas sobrevolando el sitio).
Al día siguiente los pilotos
Edward Schultz y John Kleland empezaron los vuelos de búsqueda y detección, éstos
se harían en patrones de barrido de unos 650 pies de separación sobre la
trayectoria calculada del impacto. Un equipo doppler permitiría calcular la
posición de la fuente de radiación una vez se encontrara, con un margen de
error de 100 pies.
Durante el onceavo vuelo se
detectaron los picos de radiación del Co-57. La cápsula estaba en un área ligeramente
al sur de lo previsto en los cálculos, en terrenos del estado de Chihuahua a
500 metros del límite con Durango, en las coordenadas 103.7458 Este, y 26.7467
Norte, el B-50 realizó varias pasadas a diversas altitudes para confirmar las
lecturas. El 2 de agosto se planificó una misión conjunta entre el personal de
vuelo y las brigadas en tierra para dar de una vez por todas con los restos del
Athena.
Mapa donde se delimita el área de busqueda (marca de cal al norte, represa El Tapado al sur), señalando la ubicación del pico radiactivo y la ubicación real del cráter |
La mañana del 3 de agosto el
avión del ARMS efectuó una primera pasada por la zona para confirmar el pico
radiactivo, un segundo vuelo se hizo para arrojar sobre la zona cinco bolsas de
harina con el fin de tener una referencia visual, finalmente en un tercer vuelo
uno de los observadores descubrió un cráter a unos 80 metros de donde se había
arrojado la harina, el mismo medía unos cinco metros de diámetro y uno de
profundidad.
El cráter visto desde el aire, un grupo de personas rodean el mismo |
Acercamiento al cráter de impacto |
El personal en el suelo, liderado
por Carlos Bustamante, logró finalmente dar con la capsula perdida en una media
hora. Una vez confirmado el hallazgo el avión regresó a Estados Unidos ese
mismo día.
Unos pocos restos fueron
encontrados, el equipo en tierra determinó que las dos fuentes de Co57 no
sobrevivieron al impacto y se dispersaron sobre la arena de los alrededores.
Los diversos fragmentos metálicos encontrados fueron recolectados en una caja y
preparados para su envío a Estados Unidos.
Restos de la cápsula del cohete Athena V123D, recolectados en una cajita. Foto de la hemeroteca de El Siglo de Torreón |
El personal norteamericano
festejó y se embriagó esa noche en un restaurante de Torreón, según Bustamante el Complejo White
Sands pagó de muy mala gana los 700 dólares que se gastaron en el festín,
posteriormente harían los preparativos para regresar a Estados Unidos, mientras
que el cuerpo de Rurales de Ceballos se encargó de custodiar el lugar, algo que
irritó a sus contrapartes en Jiménez, Chihuahua, pues dado que era su
jurisdicción, ellos debían ser quienes vigilaran el sitio y no elementos de
otro estado.
Durante los siguientes dos meses el sitio siguió custodiado y examinado por personal estadounidense.
Durante los siguientes dos meses el sitio siguió custodiado y examinado por personal estadounidense.
El 17 de septiembre unos soldados
que viajaban en un armón de ferrocarril desde Estación Carrillo (un sitio
cercano a la zona donde cayó el Athena) hasta Escalón, Chih., fueron agredidos
a balazos por un individuo que se identificó posteriormente como Carlos Durán
Acosta, hijo del Agente del Ministerio Público de Jiménez. El Sargento Efrén
Santiago Hernández falleció días después en un hospital militar cercano. Esta
noticia, aunque no relativa al incidente Athena, fue reportada en los diarios
norteamericanos, señalando que la balacera había tenido lugar en el sitio de la
caída del cohete.
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Dr. Samuel Banda, me gustaría entrevistarlo en torno a su investigación de la Zona del Silencio. ovnigonzalez@hotmail.com
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