ROENTGENOGRAMAS:
Se toman roentgenogramas del cuerpo completo y de los tres fragmentos separados de cráneo. Son revelados y colocados bajo la custodia del Agente Roy H. Kellerman, del Servicio Secreto de los Estados Unidos, quien realizó un recibo para ello (adjuntado).
RESUMEN:
Con base en las observaciones anteriormente descritas es nuestra opinión que el fallecido murió como resultado de dos heridas de disparo de arma de fuego infligidas por proyectiles de alta velocidad disparados por una persona o persona desconocidas. Los proyectiles fueron disparados desde un punto por detrás y de alguna madera por arriba del nivel del fallecido. Las observaciones y la información disponible no permiten estimar satisfactoriamente la secuencia de los dos disparos.
El proyectil fatal ingresó al cráneo por arriba y a la derecha de la protuberancia occipital externa. Una parte del proyectil atravesó la cavidad craneana en una dirección posterior-anterior (véanse los roentgenogramas laterales del cráneo) depositando partículas minúsculas en su trayecto. Una parte del proyectil salió a través del hueso parietal derecho llevando consigo porciones de cerebro, cráneo y cuero cabelludo. Las dos heridas del cráneo, combinadas con la fuerza del proyectil produjeron fragmentación extensa del cráneo, laceración del seno sagital superior y del hemisferio cerebral derecho.
El otro proyectil ingresó por la porción superior derecha del tórax posterior por arriba del omoplato y atravesó los tejidos blandos de las regiones supraescapular y supraclavicular derechas de la base del cuello. Este proyectil produjo contusiones de la porción apical de la pleura parietal derecha y del lóbulo superior del pulmón derecho. El proyectil contundió los tendones musculares del lado derecho del cuello, dañó la tranquea y salió a través de la cara anterior del cuello. Hasta donde se puede determinar, el proyectil no golpeó estructuras óseas en su paso a través del cuerpo.
En adición, es nuestra opinión que la herida de cráneo produjo un daño tan extenso al cerebro que impide que el fallecido pudiera sobrevivir.
Se enviará un reporte suplementario luego del examen más detallado del cerebro y de las secciones para microscopía. Sin embargo, no se espera que estos exámenes alterarán los hallazgos.
J.J. HUMES CDR, MC , USN (497831)
“J” THORNTON BOSWELL CDR, MC, USN (489878)
PIERRE A. FINCK LT. COL, MC, USA (04-043-322)
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REPORTE SUPLEMENTARIO DE LA AUTOPSIA NUMERO A63-272. PRESIDENTE JOHN F. KENNEDY.
REPORTE DE EXAMEN PATOLOGICO.
DESCRIPCION MACROSCOPICA DEL CEREBRO.
Posterior a la fijación con formol el cerebro pesa 1500 grs. El hemisferio cerebral derecho esta notablemente lacerado. Existe una laceración longitudinal del hemisferio derecho de posición parasagital aproximadamente a 2.5 cm de la línea media, que se extiende desde la punta del lóbulo occipital hasta la punta del lóbulo frontal. La base de la laceración está situada a aproximadamente 4.5 cm debajo del vértice craneano en la materia blanca. Existe perdida considerable de la sustancia cortical sobre la base de la laceración, particularmente en el lóbulo parietal. Los márgenes de esta laceración están deshilachados y son irregulares, con laceraciones adicionales extendiéndose en diversas direcciones y distancias variables desde la laceración principal. Adicionalmente existe una laceración del cuerpo calloso desde la cabeza hasta la cola. Los interiores del ventrículo lateral derecho y del tercer ventrículo quedan expuestos en esta última laceración (los ventrículos cerebrales son cavidades donde se produce y circula el liquido cefalorraquídeo, que sirve de soporte mecánico y nutricional del encéfalo).
Al observarse desde el vértice, el hemisferio cerebral izquierdo está intacto. Existe congestión marcada de los vasos meníngeos de las regiones temporal y frontal izquierdas con considerable hemorragia subaracnoidea asociada. Las circunvoluciones y las cisuras del hemisferio izquierdo son de tamaño y distribución normal. Las del hemisferio derecho están demasiado fragmentadas y distorsionadas para una descripción satisfactoria.
Al observarse desde la cara inferior la laceración de la corteza cerebral derecha es nuevamente obvia. Existe una laceración longitudinal del cerebro medio a través del piso del tercer ventrículo justo detrás del quiasma óptico y los tubérculos mamilares. Esta laceración se comunica parcialmente con un desgarro oblicuo de 1.5 cm a través del pedúnculo cerebral izquierdo. Existen laceraciones irregulares superficiales sobre la cara inferior de los lóbulos temporal y frontal izquierdos.
En el interés de preservar el espécimen no se realizan secciones coronales. Las siguientes secciones son tomadas para examen microscópico:
a. Del margen de la laceración en el lóbulo parietal derecho
b. Del margen de la laceración en el cuerpo calloso
c. De la porción anterior de la laceración en el lóbulo frontal derecho
d. De la corteza frontoparietal izquierda contundida
e. De la línea de transección de la medula espinal
f. De la corteza cerebelosa derecha
g. De la laceración superficial de la cara inferior del lóbulo temporal izquierdo.
En el transcurso de este examen se expusieron siete negativos en blanco y negro y seis en color de 4x5 pulgadas, pero no se revelaron (los cassettes conteniendo estos negativos fueron entregados en mano al Contra Almirante George W. Buckley, MC, USN, Médico de la Casa Blanca).
EXAMEN MICROSCOPICO:
CEREBRO:
Se examinaron las múltiples secciones de los sitios representativos que se describieron previamente. Todas las secciones son esencialmente similares y muestran extensa disrupción del tejido cerebral con hemorragia asociada. En ninguna de las secciones existen anomalías significativas aparte de las relativas al trauma reciente.
CORAZON:
Las secciones mostraron una cantidad moderada de grasa subepicárdica. Las arterias coronarias, fibras miocárdicas y endocardio son irrelevantes.
PULMONES.
Las secciones hechas a través del área de contusión en el lóbulo superior del pulmón derecho exhiben disrupción de las paredes alveolares y hemorragia reciente hacia el interior de los alveolos, fuera de ello son esencialmente irrelevantes.
HIGADO:
Las secciones muestran que la arquitectura normal hepática esta conservada. Las células del parénquima muestran citoplasma marcadamente granular indicando contenido alto en glucógeno, lo cual es característico del “patrón de biopsia hepática” en la muerte súbita (esta prueba, más que muerte "súbita", que tiene otra connotación en Medicina Forense, indica en realidad una muerte "rápida", ya que el sujeto que agoniza se agota sus reservas de glucosa, es decir el glucógeno del hígado. JFK tuvo una muerte relativamente rápida y por lo comentado anteriormente de lo ocurrido en el Hospital, los médicos probablemente no se percataron de la lesión extrema del cerebro y continuaron haciendo las maniobras de emergencia durante mucho tiempo antes de declararlo oficialmente muerto).
BAZO:
Las secciones no muestran anomalías significativas
RIÑONES:
Las secciones no muestran anomalías significativas además de la dilatación y congestión de los vasos sanguíneos de todos los calibres.
HERIDAS DE LA PIEL:
Las secciones hechas a través de las heridas en la región occipital y la parte superior derecha del tórax posterior son esencialmente similares. En cada una hay perdida de la continuidad de la epidermis con necrosis de coagulación de los tejidos en los márgenes de las heridas (indicador franco de que las lesiones fueron hechas en vida, pre-mortem). El cuero cabelludo muestra diversos fragmentos pequeños de hueso en sus márgenes en el tejido subcutáneo.
RESUMEN FINAL:
Este reporte suplementario cubre en más detalle la extensa magnitud del trauma cerebral en este caso. Sin embargo ni esta parte del examen ni los exámenes microscópicos alteran el reporte previamente enviado ni agregan detalles significativos a la causa de muerte.
J.J. HUMES CDR, MC, USN, 497831
COMENTARIOS PERSONALES.
El caso de JFK supone todo un reto en materia de Medicina Forense, Balística, Biomecánica y muchas otras ciencias afines. En mi caso particular he podido ser testigo indirecto de un par de heridas muy similares a la infligida a JFK en el cráneo, y básicamente se trata de heridas tangenciales, donde el proyectil penetra en un ángulo muy cerrado la superficie craneana, y con una velocidad muy alta, lo que le proporciona una energía cinética elevada.
Literalmente estas heridas "vuelan la tapa" del cráneo y lanzan restos del mismo y del cerebro en múltiples direcciones.
Un observador inexperto puede confundirse y pensar que el proyectil vino de adelante hacia atrás, pero la clave está precisamente en el estudio del bisel de los orificios en caso de existir, o bien del estudio de los patrones de fractura del cráneo.
Otro efecto a menudo despreciado es el "efecto neuromuscular": cuando el cerebro es lesionado severamente, el individuo suele sufrir una contractura de todos sus músculos, predominantemente los del torso, lo cual da lugar a una sacudida violenta hacia arriba y atrás, efecto que se ve en JFK en la cinta de Zapruder, y es a menudo usado también por los conspiranoicos para defender su teoría del segundo tirador.
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