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jueves, 8 de junio de 2023

El día que Julio Verne bombardeó Berlín

La historia suele estar llena de pasajes y eventos fútiles en su contexto, pero que son particularmente recordados por lo que significaron después, tal es el caso del bombardeo francés a Berlín en la Segunda Guerra Mundial del mundo.

La Segunda Guerra Mundial empezó a finales de 1939 con la invasión de Polonia. Ante esto, Francia respondió un par de días después declarando la guerra a la Alemania nazi, sin embargo, sería un costoso error para los galos, que en mayo de 1940 se vieron invadidos por una imparable guerra relámpago que en unas pocas semanas puso de rodillas al gobierno francés.
Francia, que una vez presumió de tener al mejor ejército del mundo, había sido prácticamente aniquilado por un enemigo inferior en número, pero infinitamente superior en tecnología y determinación.

Uno de los apartados tecnológicos en los que Francia era inferior a Alemania era la aviación, con aeronaves lentas y poco resistentes, además de que, honestamente, estaban entre los diseños más feos jamás vistos.
Uno de estos horrorosos diseños era el Farman NC.223.4, un avión carguero de ala elevada arriostrada y con 4 motores dispuestos 2 a 2, en una misma góndola bajo cada ala iba un motor en configuración propulsora (adelante) y otro en tracción (atrás).

Se construyeron 3 en 1937, aunque el diseño databa de por lo menos 1925, los tres aparatos fueron entregados a la aerolínea nacional Air France, que empezó a usarlos para transportar correo en rutas trasatlánticas, sus matrículas y nombres eran F-AJQM "Camille Flammarion", F-AROA "Le Verrier" y el F-ARIN "Jules Verne", este último es el protagonista de esta historia, y resulta obvio que fue llamado así en honor al famoso escritor.
Se trataba de aviones espantosos con feos diseños cuadrados y poco aerodinámicos, sin embargo eran aviones aguantadores y eficientes, además de tener gran autonomía de vuelo.

En abril de 1940, justo antes de que los alemanes los invadieran, los franceses empezaron a buscar todos los recursos que pudieran tener a su disposición para enfrentar al enemigo, y es así que requisaron los 3 aviones de correo de Air France para realizar misiones de reconocimiento, así como potencialmente misiones de bombardeo. 

Originalmente el Ejército Francés no quiso a estos 3 aviones, sin embargo los rechazados aparatos fueron aceptados por la Marina, que les vio potencial como patrulleros marítimos. Al mando del Verne fue designado el Capitán de Corbeta Henri Laurent Dailliere, con amplia experiencia en vuelos de larga duración.

Las primeas misiones del Jules Verne ocurrieron en abril, escoltando convoyes en el Atlántico y realizando patrulla marítima. Ese mismo mes, ya con la inminente ofensiva alemana, se decidió usar al avión como bombardero.

Para tal fin Dailliere encargó la modificación: se pintó el avión de negro, se le adaptó una bodega de carga como depósito de bombas, teniendo la capacidad para 8 bombas de 250 Kg (2 toneladas en total), se montó una vieja ametralladora de 7.5 mm en el lado derecho, la espantosa nariz del avión, que originalmente era para un navegante, se adaptó para alojar el puesto de mira del encargado de las bombas. Se agregaron 12 tanques adicionales de combustible, contabilizando 14,000 litros de capacidad. Por desgracia, el Jules Verne fue el único avión que se modificó, de modo que Francia sólo tenia un avión capaz de bombardear posiciones más allá de las líneas enemigas. 

Tan pronto como empezó la invasión, el Jules Verne empezó a realizar misiones en territorio alemán: el 11 de mayo atacó blancos ferroviarios en Aachen, Alemania, la noche del 13 al 14 de mayo fueron atacados puentes en las ciudades de Middelburg y Maastricht en Holanda, donde los alemanes mantenían centros logísticos. El 16 y 20 de mayo se volvió a atacar Aachen y fue alcanzado por a artillería antiaérea, pero sin mayores daños, luego el 26 de mayo atacó a un convoy alemán de camino a Dunquerque.

El capitán Dailliere insistió mucho con los altos mandos sobre la posibilidad de bombardear Berlín con su aeronave, sin embargo, la Marina Francesa se niega a autorizar la misión debido al inminente colapso de las fuerzas francesas y que el avión es requerido en otros frentes, sin embargo, un ataque aéreo alemán a las afueras de París le da a Dailliere la oportunidad perfecta, y esta vez los altos mandos sí autorizaron un ataque de represalia contra la mismísima capital del Tercer Reich. 

El 7 de junio de 1940 el Jules Verne salió rumbo al corazón de la Alemania nazi: el objetivo era bombardear Berlín. La misión incluía un largo rodeo por territorio aliado o neutral para evadir a los cazas alemanes, ante los cuales el Verne no tenía posibilidad alguna: despegando desde Burdeos el solitario avión sobrevoló territorio inglés y el Canal de la Mancha, pasó por el Mar del Norte, luego por la frontera entre Dinamarca y Alemania, sobrevoló el Báltico para enfilarse desde el norte hacia Berlín, en una dirección por la cual los alemanes no esperaban ser atacados.

El avión cargaba sus 8 bombas en la bodega, 2 toneladas eran apenas nada en términos armamentísticos, además de 80 pequeñas bombas incendiarias de 10 Kg cada una, que debían lanzarse a mano, con las que los franceses esperaban desatar algo de caos en la ciudad.

Al mando de Dailliere, Jules llegó por la noche a Berlín, los alemanes lo habían confundido con uno de sus propios aviones. Volando a apenas 350 Kh/h y a 100 metros de altura para evitar ser detectado por las patrullas alemanas, lento pero seguro, dejó caer sus 8 bombas en una planta de Siemens que había sido designada como blanco militar, a las afueras de la ciudad, luego hizo varias pasadas sobre la ciudad para hacer creer que eran varios aviones, pasadas en las que dejaron caer las 80 bombas incendiarias una a una y a mano, lo que debió ser un proceso tenso y largo.
Además se dispararon unas 3 rondas de la ametralladora contra los reflectores de las baterías antiaéreas, el último "proyectil" lanzado por el avión fue el zapato del oficial bombardero Corneillet, quien en un gesto de reivindicación lanzó su calzado maldiciendo a Hitler.

Los sorprendidos berlineses, que nunca antes habían sido atacados por aire, no supieron que estaba pasando, muchos pensaron que se trataba de un simulacro: se habían encendido los reflectores de la ciudad y las baterías antiaéreas abrieron fuego, pero no se veía ninguna formación de bombarderos, ni se escucharon grandes explosiones: las bombas erraron el blanco y causaron apenas algunos daños materiales. De hecho, muchos ciudadanos no se dieron cuenta de lo que había pasado sino hasta que la prensa publicó la noticia al día siguiente.

Para cuando los cazas destinados a proteger Berlín se pusieron en el aire, Dailliere y su Jules Verne ya estaban lejos, les esperaba todavía un largo camino en medio de la noche a través de todo el territorio alemán antes de alcanzar Francia, un vuelo de regreso que seguramente estuvo lleno de tensión, afortunadamente para ellos, nadie les dio caza y aterrizaron sanos y salvos en París ya por la mañana del 8 de junio, tras casi 12 horas de vuelo.

No obstante que el ataque a Berlín no causó algún impacto tangible en el curso de la guerra, sí que elevó la moral de los franceses, especialmente porque la prensa francesa "exageró" las cifras, indicando que había sido una escuadrilla la que bombardeó Berlín, y no un solitario aparato.

El 10 de junio se llevó a cabo otra incursión a territorio alemán, esta vez, partiendo desde Brest, en la costa atlántica, y siguiendo un ruta parecida al raid de Berlín, el Jules Verne bombardeo fábricas en Rostock, en la costa del Mar Báltico, igualmente causando apenas daños materiales.

Ese mismo día los italianos declararon la guerra a Francia, por lo que el día 13 una nueva misión le fue encomendada a Dailliere y su Jules Verne: bombardeó refinerías petroleras en Porto Maghera y Livorno, en territorio italiano, además de lanzar folletos propagandísticos en Roma. Completó un total de 17 misiones.

El 22 de junio Francia se rindió, avasallada por los alemanes, firmó un humillante armisticio en el Bosque de Compiegne, en el mismo coche de tren y el mismo lugar donde 22 años antes se había firmado el fin de la Primera Guerra Mundial (ver esta entrada). Hitler completaba su venganza.

Dailliere y sus hombres fueron trasladados al norte de África, mientras que el Jules Verne fue almacenado primero en Toulouse y luego en Mariagnane, el avión fue requisado por el gobierno títere de la Francia de Vichy, al servicio de los nazis, pero fue recuperado por las fuerzas de la Francia Libre, quienes tenían la orden de Dailliere para destruirlo en caso de que las fuerzas enemigas intentaran capturarlo, lo que eventualmente ocurrió y el para el 11 de noviembre de 1942 Jules Verne ya había sido destruido para que los alemanes no lo capturaran y se lo llevaran de trofeo.

La orden del capitán Dailliere se cumplió póstumamente, falleció por fuego amigo en África, en 1942.

Por cuanto hace a sus aviones hermanos, el Le Verrier fue derribado por cazas italianos el 27 de noviembre de 1940, y el Camille Flammarion voló misiones de transporte entre Francia, Argelia y Tunez hasta quedarse sin refacciones y con daños irreparables en 1941.

Aquella misión a Berlín, a la que Francia había destinado un enorme esfuerzo logístico y humano, era una misión puramente de orgullo, fue como darle un pinchazo a una enorme bestia, un pinchazo que no causaría daño alguno, pero también era un pinchazo directo en el centro del enemigo, que ahora sabía que no era invulnerable. Unos meses después los británicos iniciaron una fallida campaña para bombardear la ciudad con resultados desastrosos, y los soviéticos al año siguiente realizaron misiones al límite de sus capacidades, causando también daños mínimos que no justificaban el esfuerzo.

No será hasta 1943 y 44 que los esfuerzos combinados de británicos y estadounidenses causen verdaderos estragos a la ciudad, en misiones ampliamente documentadas y hasta legendarias en algunos casos, pero pocos recuerdan el esfuerzo del viejo y anticuado, pero efectivo Jules Verne.

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