Hace ya varios años que dejé de seguir al Santos Laguna, equipo de futbol de mi tierra natal, posiblemente por ahí de 2016 creo, con un breve reencuentro en 2018, cuando el equipo logró un campeonato, que sin embargo no festejé como en años pasados. Desde entonces dejó de importarme y dejé de llamarme aficionado, esto al mismo tiempo que el club entró en una debacle deportiva, económica y social que el día de ayer alcanzó un nuevo nivel de profundidad (no me atrevo a decir que tocó fondo, porque aún se puede caer más bajo).
Todo comenzó el domingo cuando Santos (a.k.a. los bultos para mí) disputó el partido contra el Necaxa, último lugar de la tabla, que justo acababa de contratar a un técnico que se había ido de Santos por los malos resultados, era un rival a modo para conmemorar el 40 aniversario del club, y para ello se convocaron a jugadores de las viejas glorias del equipo, ahí en los palcos junto al mismísimo dueño de Santos, Alejandro Irarragorri (irRATAgorri, para los cuates) estaban figurones históricos como Matías Vuoso, Juan Pablo Rodríguez, el Pony Ruiz, y la primera generación del equipo de 1983. También estaba ahí el Gobernador de Coahuila.
Pero el conjunto de "futbolistas" mediocres le arruinó la fiesta al mirrey, cayeron ante el rival en un contundente 5-2, que exhibió, una vez más, el pobre desempeño de unos jugadores que llevan años divididos en el vestidor, fueron humillados en un estadio que lució desangelado, con menos de un tercio de su afluencia. La afición ha dejado de asistir desde hace tiempo, ante los pobres resultados del club y los malos manejos y desafortunadas declaraciones de su Presidente.
Seguramente la noche aguada le caló hondo a irRATAgorri, quien en su ego probablemente haya culpado a los jugadores y les ordenó dar una conferencia el día de ayer para dar la cara, a la que asistieron más por obligación que por convicción, y se notó.
La conferencia de prensa fue un fiasco como ya todo el mundo sabe. El capitán del equipo, Juan Brunetta, demostró varias cosas.
La primera, que pese a su estatus de capitán, Brunetta no es líder del equipo, eso quedó muy claro en la forma y gestos que se hizo con el pelón miserable de Mateus Doria, como buscando su aprobación. De Doria se sabe hace mucho es uno de los "lideres" y que mantiene dividido al vestidor, él y su séquito de lacayos han sido los responsables de la salida ya de 3 técnicos a los que le tendieron la cama, y de aislar a jugadores como Alessio Da Cruz, el holandés a quien se le vio más tiempo peleando con sus compañeros que derrochando el buen futbol que presuntamente traía.
Para nadie es un secreto los malos manejos que impidieron el cambio de Doria a Cruz Azul, bajo el argumento de que el jugador estaba lesionado, pero yo especulo que en realidad los directivos de la Maquina Celeste se enteraron de cuán conflictivo y comodino es el jugador, y prefirieron no contratarlo, usando la lesión como pretexto.
La segunda cosa que deja claro Brunetta es que no tiene la capacidad para ser un líder, no tiene la inteligencia interpersonal ni verbal para estar al frente, ayer sus parcas palabras demostraron que la afición está en un plano secundario para los jugadores, que son soberbios, y que no pretenden cambiar nada en la forma en que han venido trabajando, es un reflejo del ensimismamiento que todos vienen cargando consigo. O Brunetta no supo elaborar un speech adecuado, o fue brutalmente honesto.
La tercera cosa que se confirma es que los jugadores no tienen la capacidad emocional para manejar una crisis. Luego de la fallida conferencia algunos jugadores filtraron por mensajes privados a algunos periodistas, que "uno de los líderes" había tenido un pleito con un directivo de gestión deportiva del equipo justo antes de entrar a la conferencia, y que muy seguramente eso fue el detonante del mal ánimo de los jugadores. Pero como comenté, el berrinche público que hicieron ayer sólo refleja que estos futbolistas están en su burbuja, en su delirio de grandeza creyeron que haciéndose las "vístimas" la prensa y afición los pondría en un pedestal, pero la mala actitud, la pésima elección de palabras y la terminación anticipada sólo enardecieron por igual a una hinchada que de por sí ya no les cree y a periodistas que siempre escuchan el mismo canturreo de frasecillas optimistas.
Había de dos sopas: o ventilaban públicamente en ese momento el pleito que acababan de tener (que ciertamente tendría peores consecuencias pero al menos la afición los entendería), o manejaban el asunto completamente en privado al interior del club, sin decirle a la prensa, que creo yo, era la opción más lógica y sensata.
En resumen, ayer los futbolistas tuvieron una oportunidad para denunciar la relación tirante que tienen con la directiva, o por lo menos para tratar de enmendar las cosas con la afición, comprometerse a cambiar su manera de trabajo, decir que se iban a esforzar más, pero todo lo mandaron al diablo con su berrinche.
Lo acaecido ayer refleja lo que todos sabemos desde hace años: la relación entre jugadores está más que rota, la existencia de varios "líderes" implica que hay grupitos segregados en el plantel, como su fuera el salón de clases de la primaria, y que uno o varios de esos grupitos son los que mandan, excepto que mientras que en el salón cada cual ve por sus propias calificaciones, en el club todos tienen que cooperar para lograr los objetivos de la organización, y es obvio que no se van a cumplir si los grupitos no cooperan.
Normalmente en las organizaciones hay dos tipos de líderes: el formal (nombrado legalmente, en este caso el DT) que ostenta el poder establecido, y el informal, que es al que todos siguen debido a su experiencia, a su carácter o su capacidad para dirigir el trabajo, este líder suele ser el capitán del equipo. Un equipo sano reconoce y balancea a estos dos líderes, pero cuando existe más de un líder en el plantel, o cuando el formal y el informal chocan, las luchas de egos harán mella en el desempeño del club. Y ya lo hemos visto desde hace años en este hato de bultos.
Ayer se desveló un problema que quizás no todos sabíamos, que la relación entre jugadores y directivos también está rota, lo cual es de extrañar dado que la directiva tiene más que cómodos a los "futbolistas": reciben un salario envidiable, viven en una de las colonias mas opulentas de Torreón, la cual coincidentemente está a espaldas del estadio y de las instalaciones del club, así que ni siquiera tienen qué levantarse temprano para conducir un par de minutos su lujoso automóvil y llegar a entrenar, vaya, algunos incluso podrían brincarse la barda de su patio y ya están en las canchas del equipo. Así que no me imagino cuáles sean los motivos por los que jugadores y directivos estén peleados, pero es algo preocupante.
De la directiva ¿ya qué se puede decir que no se haya dicho antes?, tenemos a Dante Elizalde, presidente timorato de irRATAgorri, que sólo ve el aspecto económico del club, no el deportivo. Hay una pésima gestión: no hay una planeación estratégica, no se invierte en refuerzos decentes, se intercambian los jugadores de mal rendimiento entre los equipos del mismo dueño (al cabo así no se gasta nada) o se hacen contrataciones express ya iniciado el torneo, y salvo algunos garbanzos de a libra, la mayoría no dejarán huella en el club, a menos que logren entrar en la lista de los peores jugadores de la historia.
Pero hey, ¿Cuántas camisas van a querer? Tenemos la de local, la de visitante, el tercer uniforme, las del torneo pasado, las ediciones especiales autografiadas, o las conmemorativas del 40 aniversario, por no hablar de gorras, gafas, llaveros, y demás parafernalia (bien lo dijo Smithers: el sombrero es nuevo!!!). Los boletos están caros, así que mejor paguen su abono para la temporada y además tendrán acceso a artículos exclusivos por los cuales también hay que desembolsar algún dinerillo.
Así pues, hoy Santos Laguna parece ser un todos contra todos, están peleados jugadores, directiva, afición y prensa, y en medio de todo este caos, el único que parece que no trae pleito con nadie es el DT, Pablo Repetto, y probablemente no trae broncas con nadie porque el señor no tiene carácter, prácticamente es un vegetal, no manda, no ha corregido nada, no hace cambios en sus planteamientos, sigue colocando a jugadores que él sabe que no tienen el nivel (porque seguramente se los impone la directiva), y en sus conferencias post-partido siempre dice la misma retahíla de frases de autocomplacencia. Simplemente no hace nada para así mantener a todo mundo conforme. En resumen Repetto es otro timorato.
Sin lugar a dudas el club de bultos va a vivir una negra semana, y lo que se viene: Monterrey (todo parece indicar que se jugará de todos modos en la ciudad del amor entre primos pese al concierto de Weekend), históricamente es el papá de Santos y cada derrota ante rayados duele más que ante cualquier otro equipo. Prácticamente se puede dar por perdido ese partido.
Mucha gente ya convoca para dejar vacío el estadio para el siguiente juego, pero lo que esta camada de payasos merece es que le dejen vacío el estadio por lo que resta del torneo.
Este "equipo" está tan dañado que la única manera de remediar la situación es realizar una reestructuración radical.
Primero. Se tienen que ir, sí o sí, numerosos directivos, no solamente el presidentucho, también los de gestión e inteligencia deportiva, tan pronto como sea posible, y contratar a verdaderos visionarios, quienes desde el primer momento en que entren al equipo se avoquen a crear nuevos objetivos institucionales, nuevas políticas, así como buscar prospectos para DT y refuerzos con miras al próximo año.
Segundo. El DT que se contrate debe ser uno con carácter, al que además la directiva lo respalde (y no al revés) consiguiéndole los refuerzos que pida, en tiempo y no a mitad de torneo.
Tercero. El plantel actual ya está perdido, no tiene salvación, lo mejor que se puede hacer es dejarlo hundirse en la mediocridad hasta que finalice este torneo de pesadilla.
Se tienen que ir bastantes jugadores, entre ellos los cabecillas que alebrestan a los demás, a como dé lugar, hay que ofrecérselos baratos a otros clubes si es preciso, después de todo son los propios jugadores los que han estado abaratando su valor de mercado.
Y si no se les consigue club, pues que se les entregue su carta y que Dios los bendiga, pero del club se van porque se van.
Se tienen que ir todos aquellos que no quieren seguir en el equipo y todos los que no estén dispuestos a seguir la nueva dirección que plantee la institución.
Casi todos los jugadores deben ponerse transferibles tan pronto como suene el silbatazo final de la última jornada. Sólo se salvan de la quema el portero Acevedo (más por cuestiones de identidad) y Harold Preciado que paradójicamente es el líder de goleo pese a tener la peor defensa (lo cual refleja el grave desequilibrio del club y de que la delantera no tiene variantes: entre 2 jugadores juntan el 75% de los goles del equipo). Aunque la verdad, si estos jugadores son inteligentes, abandonarán el barco por su propio bien.
Debe voltearse nuevamente a las fuerzas básicas donde hay chavos con hambre de triunfo y mucha mejor condición física.
Claro, este proceso de reestructuración es un sueño guajiro, es costoso y esta directiva primero saca otras 10 playeras nuevas antes que invertir dinero en el club.
Pero bueno, sólo quería desahogar mis pensamientos, hace ya buen tiempo que sólo sigo al Bultos Laguna por las noticias, especialmente las negativas. Y pues como dice Dewey: no espero nada de ellos y aún así logran decepcionarme.
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