El Salto es un pueblo localizado al suroeste de la ciudad de Durango, capital del estado mexicano del mismo nombre, cuando uno pasaba por allí de camino a Mazatlán por la carretera libre (y digo tiempo pasado, teniendo actualmente la opción de la autopista de cuota), lo recibía a uno una vieja locomotora destartalada al paso de la carretera.
Pues bien, El Salto, a veces llamado Pueblo de Madera, debe su existencia, primeramente al paso del tren que, saliendo desde Durango, era una prolongación del Ferrocarril Internacional que venía desde Piedras Negras, y que en 1919 empezó las obras para conectarse hacia Mazatlán.
Al final el tren nunca llegó al puerto al enfrentarse con la Sierra Madre Occidental y con muchos problemas burocráticos (de haberse finalizado habríamos tenido otro ferrocarril tan espectacular como el Chepe). Segundo, la madera, y es que se instaló una pequeña estación donde los aserraderos de la zona pudieron embarcar su producto hacia Estados Unidos. Esto dio origen eventualmente al pueblo.
Una empresa, la Durango Lumber Co., más conocida como Compañia Maderera de Durango, creó un gran aserradero que requirió de varias locomotoras para mover los enormes troncos entre sus instalaciones y la estación del ferrocarril, sin embargo eventualmente la demanda cayó, y los ejidatarios entraron en disputas con la compañía, hasta 1958, cuando sus activos fueron traspasados a inversionistas griegos y la empresa se retiró de la ciudad.
De las locomotoras, al menos dos quedaron abandonadas en el pueblo, pero hoy en día sólo se conserva una de ellas, concretamente la número 4, se le puede admirar en el exterior del Restaurant "Candiles" de la localidad.
Esta locomotora en sí, es todo un pedazo de historia y una rareza: se trata de una locomotora de vapor con sistema de engranajes acoplado entre los pistones y los ejes, en lugar de un acoplamiento directo piston-eje, que es el que usaba la mayoría de las locomotoras de vapor. Este sistema de engranes resultaba ventajoso para locomotoras pequeñas que requirieran de una gran potencia al momento del arranque, algo ideal para mineras y compañías de ferrocarriles de montaña.
El diseño fue patentado por Charles L. Heisler en 1892, y aunque existen diferentes variantes, la característica más distintiva es un par de pistones dispuestos a cada lado de la máquina en un angulo de 45°, haciendo que los cilindros formen una "V" cuando se mira la la locomotora de frente.
He aquí una galería de imágenes. Créditos a sus diversos autores:
Las locomotoras luego del abandono, nuevamente la Shay delante y la Heisler atrás. Respecto de la Shay ignoro qué haya sido de ella, al menos en 2009 seguía en El Salto, los reportes ubican a la Shay por última vez en exhibición en Gómez Palacio, que es la ciudad donde resido, y jamás la he visto. La confunden con la Nacionales de México Número 3, que sí se exhibe en Gómez, y puede verse aquí, pero ésta es una locomotora Porter |
De las 625 locomotoras Heisler construidas, sólo sobreviven poco más de una treintena en el mundo, la de El Salto una de ellas.
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