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jueves, 27 de abril de 2017

La aviación en la Batalla de Berlín. PARTE 6

PARTE 1
PARTE 2
PARTE 3
PARTE 4
PARTE 5
Sexta entrega de la reseña sobre la Batalla de Berlín desde el aire, publicada en Foro Segunda Guerra Mundial por el usuario Emil Dermouth.


27 de Abril de 1945
Por fin, el 27 de Abril, el cerco sobre Berlín se cerró cuando el XLVII Ejército Soviético enlazó con el II Ejército de la Guardia Blindada en Spandau. Las líneas de defensa ya fueron todas eliminadas, y solo quedaba ya la toma de la ciudad barrio a barrio, casa a casa.

Dentro de Berlín el III Ejército de Choque rodeó el Búnker de Humboldthain y el V Ejército el Búnker de Friedrichshain, sin embargo ninguno de los dos pudo ser tomado debido al peligroso fuego de artillería al que estaban sometidos los rusos. Simultáneamente el III Ejército de la Guardia Blindada aseguró completamente el barrio Charlottenburg. En la Plaza Postdamerplatz los alemanes se defendieron tras las rejas de los Jardines de Wansee hasta que se vieron obligados a retirarse por culpa de la superioridad soviética, todos escaparon bajo el metro.

Paralelos al Canal de Landwehr el VIII Ejército de la Guardia y el I Ejército de la Guardia Blindado abrieron una brecha en la 18ª División Panzergrenadier Alemana, lo que les permitió ponerse en marcha contra los distritos gubernamentales. Los alemanes al ver el avance enemigo hacia la zona más importante de la ciudad apostaron en el Ministerio de Asuntos Exteriores a marineros armados de la Kriegsmarine, mientras que voluntarios daneses y noruegos con 8 cañones y 2 vehículos blindados Hanomag se establecieron junto a la Cancillería, incorporándose más tarde a estos la Unidad SS Ezquerra de los españoles con algunos letones.

El ataque al Aeropuerto de Gatow se produjo aquel 27 de Abril. Pero el Ejército Rojo encontró una fiera resistencia por parte de la Volkssturm con ayuda de pilotos y personal auxiliar de la Luftwaffe, que junto cañones de 88 milímetros resistieron el asalto un largo período de tiempo.

Ese día la Luftwaffe estaba dispuesta a hacer un nuevo esfuerzo para aliviar la presión sobre Berlín, así que nuevas acciones fueron programadas para atacar las entradas de tanques y tropas rusas a través de los puentes del Oder. Así pués el KG 200 organizó lo que a la postre fue el último ataque Mistel de la historia. Al atardecer, una fuerza compuesta por siete Mistel, tres Ju-188 y una docena de Fw-190 fueron lanzados contra la cabeza de playa del Oder. Al acercarse a la zona fueron atacados por una gran fuerza de cazas, y ya sobre el objetivo, les saludó un cerrado y masivo fuego antiaéreo. Fue una masacre. Solo uno de los siete Mistel y uno de los Fw-190 de la escolta consiguieron volver.
Los Mistel eran aviones cargados con explosivos, que eran llevados por un caza hacia el objetivo
El 10.(Pz.)SG 2 y el SG 1 pudieron hacer despegar cuatro Ju-87 G que acompañados por unos quince Fw-190 atacaron al anochecer tanques en la zona del Oder, dos Stuka y cinco Fw-190 fueron abatidos. En combate con los cazas rusos el Lt. Helmut Wenkel del SG 1 pudo adjudicarse el derribo de un La-5.

El IV./JG 3 también realizó ataques al suelo contra las zonas de entrada del ataque ruso, estos penetraron más al Este tratando de castigar la retaguardia. En los feroces combates que surgieron, entre otros, murió por acción del fuego antiaéreo su recién nombrado Gruppenkommendeur “Knall” Koall.

El KG 76 y el JG 26 recibieron órdenes de atacar concentraciones de tanques y vehículos en la zona de vanguardia, se les adjudicó respectivamente las siguientes áreas (a) Prenzlau / Schwedt /
Stettin, y (b) Linum / Nauen / Berlin / Oraienburg.

Por fin se cumplió la orden de Hitler y 36 cazabombarderos Me-262 A del disuelto KG 51 y del reformado KG (J) 4 partieron desde Praga hacia Berlín para participar en la batalla. Realizaron ataques a concentraciones de tropas, y entablaron combate con una numerosa formación de Sturmoviks, se les adjudicó el derribo de seis de ellos.
Los poderosos cazas jet Me-262 salen a plantar cara a un enemigo muy superior en número
Berlin solo podía abastecerse por aire, pero el riesgo de aventurarse a aterrizar en Berlín era enorme. En el aeropuerto de Rechlin se preparó un operativo de 6 Fieseler Storch cargados con material variado, escoltados por 30 cazas para volar de noche y aterrizar en la capital protegidos por la oscuridad. La operación fue un fracaso y se culpó al pésimo tiempo de esa noche.

Los grupos de transporte también siguieron jugándose el tipo tratando de llevar a Berlin hombres y material. Los Ju-352 del Grossraum Transportgruppe del Mj. Günther Mauss, en la madrugada del día 27 en una acción temeraria utilizaron la carretera que conduce de Waren a Güstrow como pista de aterrizaje, de esa manera consiguieron trasladar de Rostok a Berlin 476 hombres de la Kriegsmarine con su equipo para participar en la batalla.

Ese día la falta de combustible afecto en gran medida a los Jagdgeschwaders, por lo que pocos aparatos pudieron ponerse en vuelo, entre las escasas victorias que se lograron destacan el Yak-3 derribado a las 18.25 sobre Neuruppin-Berlin por el Oblt. Hans Dortenmann del JG 26, el Il-2 derribado en la zona de Potsdam por el Fw. Horst Ripper y el Yak-3 abatido por el omnipresente Obfw. Heinz Marquardt a las 17.55 h.
Ilyushin Il-2 Sturmovik, probablemente el avión más famoso de la Segunda Guerra Mundial, era el azote de los tanques alemanes
El testimonio del día es un relato del Oblt. Hans-Ulrich Rudel, Gruppekomanndeur del SG 2.

“Por fin el 27 de abril, a eso de las 11 de la noche me dan las instrucciones para volar a Berlin. Debemos partir con un He-111 y aterrizar en la gran avenida de Berlin, junto a la puerta de Brandemburgo. No resulta fácil despegar con una máquina bimotor en plena noche y con todas las luces de la pista apagadas. La noche es negra como la boca de un lobo. Nos internamos en la zona de batalla volando rumbo noroeste, debajo de nosotros vemos muchos pueblos y ciudades ardiendo, ¡La patria está ardiendo por las cuatro puntas! Al llegar a la zona de Berlin comienzan a tantearnos los reflectores y la Flak del ruso. De la ciudad no podemos ver nada debido al humo y la bruma que la envuelven en un manto mortífero, un incendio al lado del otro, fogonazos de la artillería, es un aspecto infernal el que se nos ofrece. Un mensaje nos llega del control de tierra -¡Esperar!- Lo que nos faltaba. Al cabo de quince minutos nos llega un mensaje del Coronel Von Below quien nos comunica que el aterrizaje es imposible por el nutrido fuego de morteros que está soportando la pista. 

Ponemos rumbo a Rechlin, nuestro radiotelegrafista se comunica con el control, estos se niegan a encender las luces de la pista por miedo a un ataque de la aviación enemiga. Cada vez se pone la cosa peor, no tenemos combustible, en cualquier momento se apagarán las hélices. De pronto, abajo a la izquierda, una iluminación pálida, nos apresuramos a aterrizar. La localidad se llama Wittstock, a 30 kilómetros de Rechlin, el valiente encargado de control oyó nuestra conversación y encendió las luces de la pista para ayudarnos. Hablo por teléfono con Von Below –Coronel, le propongo aterrizar hoy, de día, con un Stuka en la gran avenida. Calculo que con una máquina así lo podré lograr, y más todavía, teniendo en cuenta que hay que proceder a sacar al Supremo Mando de ese posición sumamente expuesta-. El Coronel me hace esperar un rato, para preguntar y vuelve al aparato.-El Führer ha decidido quedarse para defender Berlin, no desea que usted vuele a la ciudad, sino que le ordena trasladarse inmediatamente a su base de los Sudetes, para apoyar las operaciones del Mariscal de Campo Schörner, quien iniciará igualmente su ofensiva para liberar Berlin-“

28 de Abril de 1945
La mañana del 28 de Abril comenzó igual de dura que todos los días anteriores. La gente se ocultaba en el metro para evitar los bombardeos, el hambre se había agravado, las violaciones aumentaban. Avanzada la mañana, los tanques soviéticos del III Ejército de Choque a lo largo de la Calle Wilhelmstrasse marcharon hacia los distritos gubernamentales. Sin embargo el avance quedó anulado cuando giraron el rumbo hacia la Cárcel de Moabit, donde se produjo una larga y cruenta lucha cuerpo a cuerpo.

Por la tarde los soviéticos atacaron el Puente Moltke, el cual había sido minado y contaba con barricadas. Cuando los rusos lo intentaron cruzar se produjo una inmensa explosión que los engulló. Al disiparse el humo el puente había sido derruido a medias, pero era transitable. Aprovechando el error alemán, la infantería rusa pudo pasar y establecer una cabeza de puente con la Puerte de Halle incluida tras un coste elevado en vidas.

La lucha por el Ministerio del Interior comenzó con un desastre para los rusos, pues los defensores dispararon sobre los asaltantes desde ventanas y puertas bloqueadas mientras avanzaban por la Calle Moltkestrasse. Ante la imposibilidad de seguir adelante los soviéticos suspendieron el ataque. No muy lejos de allí, más suerte tuvieron en el Estadio de Fútbol, donde los 800 granaderos alemanes y miembros de la Volkssturm fueron exterminados sobre las gradas hasta que agotaron la última bala.

Hitler continuó enviando mensajes al General Wenck para que acudiera en ayuda de la capital tras haber sacado al 12 Ejército de sus posiciones en el Elba. El 28 de abril, el 12 Ejército llegó a Postdam, donde fue atacado por poderosas fuerzas rusas que le cortaron el camino. Sin poder avanzar más, Wenck pudo unirse a lo que quedaba del 9no Ejército en el sur de Berlín. Incapaz de poder hacer nada más, sólo pudieron mover las fuerzas que restaban hacia el oeste para capitular ante las fuerzas estadounidenses.

La lucha continuaba en el aeropuerto de Gatow, en la defensa del mismo, ese día, perdió la vida el Generaleutenant Gottob Müller, a los 50 años de edad uno de los grandes generales de la Luftwaffe moría en combate de tierra. 

Hermann Göring, despojado de sus cargos y en arresto domiciliario, ante el temor de que los rusos profanaran su residencia “Karinhall” ordenó a un grupo de infantería de la Luftwaffe que la dinamitara.

Desde el aeropuerto de Rechlin se enviaron cuatro Ju-52 cargados con material a Berlin, se pretendía que aterrizaran en la gran avenida que había sido habilitada como pista, una vez allí descargarían el material y procederían a evacuar a las autoridades que lo soliciten. Debido al nutrido fuego antiaéreo y la acción de los cazas, solo uno llegó a aterrizar sano y salvo, lo cual se consideró casi un milagro. Ese Ju-52 estuvo aparcado en la avenida esperando evacuar personal del bunker, Von Greim y Hanna Reitsch lo vieron y hablan de él, pero no lo usaron, ya que huyeron en un Arado Ar 96. El destino de ese Ju-52 y su misterioso pasaje han dado lugar a múltiples teorías (poco fundadas, según mi criterio), sobre una posible evacuación de Hitler en el último momento.
Junkers Ju-52
Poco movimiento hubo ese día, las agotadas fuerzas de ataque lamían sus heridas. Unas pocas unidades del JG 4, JG 27, JG 77 y SG 1 realizaron esporádicos ataques a tierra. En ellas perdieron la vida entre otros el Ofhr. Jürgen Stedeberg del JG 27 y el Fw. Kurt Muschiol del JG 77 en combate aéreo.

Los Me-262 A del KG(J) 4 realizaron varios ataques al sureste de Berlin, se adjudicaron los derribos de dos Yak-3 y un Il-2.

El testimonio del dia corresponde nuevamente a un relato de la piloto de pruebas de la Luftwaffe, la capitana Hanna Reitsch.

“El 28 de Abril los ataques contra la Cancillería crecían de manara alarmante. No teníamos esperanza de salir de allí con vida, cuando nos llegó la noticia de que milagrosamente un Ju-52 había aterrizado en la avenida Achse y podía sacarnos lejos de Berlin. Hitler nos llamó al Mariscal Von Greim y a mí, nos comunicó lo siguiente – Ustedes dos deben de salir inmediatamente del bunker, me han informado que mañana el ruso iniciará su asalto final a la Cancillería-. Desplegó el mapa que sostenía con su temblorosa mano.- Si pudiéramos detener el avance ruso durante 24 horas mediante un ataque aéreo masivo, daríamos tiempo al General Wenck avanzar hasta aquí y romper el cerco ruso. Deben ir a Rechlin y organizar el ataque-.

No podia entender, dada la situación, que aún se pudiera albergar cualquier tipo de esperanza. El Coronel Von Below nos acompañó al Mariscal y a mí a las puertas del bunker, el olor a fuego y azufre, la densa niebla y el polvo calcáreo eran insoportables . Esperamos a que el fuego enemigo cesara un poco, y a pesar de llevar muletas, el Mariscal y yo saltamos a un vehículo militar que vino a buscarnos. Comenzamos un viaje fantasmagórico a través de lo que fué la avenida Vosstrasse, los silbidos de los disparos y los estruendos de las granadas volvían a llenar el aire, la tierra temblaba mientras el fuego y el humo nos acompañaba constantemente. Habíamos llegado hasta el puesto aéreo central, que seguía estando en manos alemanas. Vimos el Ju-52, sin embargo a nosotros nos esperaba el piloto que nos trajo de Gatow con un Arado Ar 96 que había conseguido, por tercera vez, aterrizar en Berlín. Otra vez tuvimos que entrar tres personas en un avión biplaza. 
El Ar96 era un entrenador avanzado de la Luftwaffe
El despegue sería cosa de suerte, los faros enemigos iluminaban la avenida, el firme estaba lleno de socabones y el fuego de mortero era constante, sin embargo había un tramo de cuatrocientos metros libre de pozos y agujeros . Pese a todo el Arado consiguió despegar sin ser visto, al volar sobre el Brandemburger fuimos descubiertos y sobre nosotros se concentró fuego de todo tipo, quedando envueltos en un mar de luces centelleantes que de manera incredible no hicieron blanco. Al ascender a la altura de 700 metros un manto protector de densa niebla nos sirvió para poder escapar de la moribunda ciudad, solo quedaba llegar a Reichlin y organizar el ataque masivo.”

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