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sábado, 22 de abril de 2017

La aviación en la Batalla de Berlín. PARTE 4

PARTE 1
PARTE 2
PARTE 3
Una vez más continuando con la reseña aérea de la Batalla de Berlín, publicada originalmente en el Foro Segunda Guerra Mundial por el usuario Emil Dermouth, aunque con un punto de vista predominantemente de la Luftwaffe, pues de las fuentes soviéticas seguro hay poca informacion disponible.

22 de Abril de 1945
El día 22 de abril hubo una crisis en el bunker. El cerco de la ciudad era casi completo en aquellos momentos; al sur las vanguardias rusas se hallaban en el canal de Teltow, al oeste habían ocupado desde el Havel hasta Spandau, al este estaban los carros de combate ante Weissensee, a diez kilómetros del centro de la ciudad. El Ejército 9 estaba cercado al sudeste de Berlín, como había predicho el General Heinrici, y empeñado en una desesperada defensa. En la mañana de ese día Hitler estaba aún tranquilo. Sobre el mediodía recibió informes que le volviendo a la realidad, Hitler se percata que ni Steiner ni Wenck habían cumplido sus órdenes. Hitler sufre una crísis
El coraje de Hitler, según se interpretó en Der Untergang, 2004
Hitler ordena al personal subalterno que salgan de su despacho. Sólo quedan con él Keitel, Jodl, Krebs, Burgdorf y Bormann. Y entonces rompe en un estruendoso y apenas inteligible acceso de cólera. Los que están fuera, tras la puerta, e incluso los cinco hombres que están ante él apenas pueden comprender el diluvio de voces. Sólo sobresalen las palabras: "Traición, mentira, hipocresía, no se puede creer en nadie, nadie me comprende, todos son muy poco para mi, para mis metas, el pueblo, los generales, las SS, todos..." Hitler se desploma sobre el escritorio con una crisis de llanto. Keitel, Jodl, Krebs, Burgdorf y Bormann quedaron mudos de estupor. Pero antes de que los presentes pudieran salir de su asombro, Hitler levantó la cabeza, sacudido todavía por el llanto, dijo "No hay ninguna razón más para seguir, todo se acabó, la guerra está perdida, el nacionalsocialismo y yo personalmente, hemos fracasado." Luego de una pausa continuó: "Quien quiera abandonar Berlín, puede hacerlo." Hitler tomó la determinación de quedarse allí y ya que por motivos de salud no podía luchar, decidió que pondría fin a su vida.

Jodl. Keitel y Bormann le dijeron a Hitler que fuera al sur, donde había unidades intactas, pero se negó. Le dijeron que había que resistir hasta que los anglo-americanos disputaran con los rusos y entonces ganarían la guerra. Hitler se negó a dejar Berlin, pero la situación se calmó un poco.

Anteriormente el Fuhrer criticó a Koller el hecho de que el Me-262s no despegó de su campo en Praga para apoyar a los defensores de Berlín el 22. Koller respondió que la desorganización era total por la reducción del area de combate y los continuos cambios de bases debido al avance del enemigo , la Luftwaffe estaba cercada en bolsillos cada vez más pequeños, rodeados por todos lados por un enemigo mucho más fuerte, todo lo que era humanamente posible para ayudar a Berlín se estaba haciendo.

Ese día la escasez de combustible redujo considerablemente el número de salidas, no llegando a las 450. Algunas unidades del SG 2 fueron transferidas desde Checoslovaquia a las cercanias de Berlin, para ayudar en la lucha contra los blindados rusos, más Ju-87 G y Fw-190 D se sumaron a la batalla.

El KG 76 y el JG 26 fueron requeridos para realizar ataques jabo, aunque fue escaso el número de aparatos que pudieron poner en vuelo. Por su parte los grupos de transporte aún operativos con sus Ju-52, realizaban abundantes idas y venidas al aereopuerto de Berlin-Gatow con suministros de todo tipo, incluso con tropas. El KG 4 transformó sus viejos bombarderos He-111 en aviones de carga ayudando a las unidades de transporte. Era también común ver Ju-290 en misiones de traslado de pasajeros.
El Junkers Ju-52, el principal caballo de carga de la Luftwaffe, en cierta medida es el equivalente del DC-3 norteamericano
Los Jagdgeschwader realizaron pocas salidas, la falta de gasolina era casi total, y el estado general de las unidades era deplorable. Los JG 6, 3 y 77 no salieron o lo hicieron testimonialmente. El JG 301 realizó varias salidas de escolta sin apuntarse ningún derribo. El JG 4 reclamó varios derribos, pero solo se acreditó un Yak-9 derribado sobre Berlin a las 13.00 h. por el Lt. Hans Klaffenbach. Otro yak-9 fue derribado a las 14.44 sobre Berlin-Tegel, este por el Lt. Helmut Laub del JG 27. El JG 400 tras abandonar su base de Brandis todavía pudo anotarse un derribo, el último de este Jadgeschwader y la última victoria del caza cohete Me-163, el Oblt. Franz Woidich se enfrentó a un grupo de bombarderos Lancaster, consiguiendo derribar uno de ellos.
El caza cohete Messerschmitt Me-163 "Komet", era lanzado en vertical contra las formaciones enemigas, las atacaba con sus ametralladoras y al acabarse el combustible regresaba planeando al suelo 
El testimonio del día es un relato del Oblt. Hans-Ulrich Rudel, Gruppekomanndeur del SG 2. Tras su entrevista con Hitler el día 19 estuvo unos días esperando a volver a ser llamado a la cancillería, y realizó alguna salida con unidades del SG 2 trasladadas a Alemania, antes de retornar a sus bases en Checoslovaquia, este es su relato del día 22.

“No es fácil salir de la base, siempre tenemos que llevar un soldado sentado en el guardabarros, para que nos prevenga de los aviones enemigos. A cada rato pasan bramando aviones rusos o americanos, los más desagradables vienen del oeste, los otros del este. Cuando salimos para nuestro raid, continuamente nos esperan a un lado los Amis y al otro los Ruskis. Estamos corriendo baquetas aquí arriba en el propio cielo de nuestra patria. Nuestras viejas Ju-87 son lentas como caracoles y cada misión exige el máximo de todos nosotros. Cuando atacamos el cielo está poblado de aviones enemigos, cuando volvemos a la base nuestra flak nos tiene que limpiar el cielo para poder aterrizar. A menudo los yanquis no nos atacan si ven que volamos hacia el frente del ruso. Lo normal es salir 4 o 5 Ju-87 cazatanques acompañadas por 12 o 14 Fw-190. Solo en los raros casos en los que disponemos de combustible podemos hacer volar el gruppe completo, entonces el enemigo nos supera solo en 1:5. Podemos decir tranquilamente que el pan que comemos nos lo hemos ganado”
Junkers Ju-87 Stuka, bombardero en picada aleman, aquí dotado de cañones de alto poder, especiales para atacar tanques
23 de Abril de 1945
El 23 de abril, Hitler, toma algunas decisiones: reparte el mando, a la vista de que en pocos días el territorio del Reich sería dividido, de la manera siguiente: en la mitad septentrional el gran almirante Dónitz, en la mitad meridional el mariscal Kesselring. Envía a sus más íntimos consejeros militares, Mariscal Keitel y General Jodl, a poner en acción las órdenes de ataque que Steiner y Wenck habían recibido. Horas antes Göring había mandado a Hitler un telegrama que decía lo siguiente:

“Mein Führer:
En vista de la decisión que usted ha tomado de permanecer en la fortaleza de Berlín, ¿está usted de acuerdo en que yo asuma el liderazgo del Reich, con total libertad de acción, tanto interna como externamente, como vuestro sucesor. Si no recibo respuesta hasta las 10 de la noche de hoy, daré por entendido que usted ha perdido la libertad de decisión y por tanto actuaré en beneficio de los intereses de la nación y de nuestro pueblo. Usted sabe cuáles son mis sentimientos hacia usted en estos graves momentos de nuestras vidas. No tengo palabras suficientes para expresarlas. Que Dios le proteja y que a pesar de todo lo traiga pronto aquí.”

Hitler se siente traicionado y despoja a Göring de todos sus títulos y cargos y nombra al General Ritter von Greim como nuevo comandante en jefe de la Luftwaffe, al tiempo que lo asciende a Mariscal. Hitler ordena detener a Göring, Koller y otros jefes de la Luftwaffe, así que en el momento de mayor dificultad de la Luftwaffe, esta se queda con un vacio de poder en sus más altos funcionarios. Como colofón, Hitler nombra de improviso comandante de Berlín al General de Artillería Weidling, jefe del 56° Panzerkorps.

El 23 de abril de 1945, fue nombrado “Knall” Koall Gruppenkommandeur de IV. / JG 3 y Heinz Bär deja la jefatura de la escuela de reactores de Lechfeld para irse con Adolf Galland al JV 44, donde tres días después asumirá el mando del mismo.

Ese día la Luftwaffe comienza la evacuación del aeropuerto miltar de Flugplatz Schönwalde, cerca de Berlín, en Brandeburgo. Con buenas pistas de hormigón, era el hogar de varias unidades del JG 4, JG 6, JG 77, el IV Group/JG301 "Hindenburg" y del Ala de pruebas del Ju-352. La infantería de la Luftwaffe abandonó la base aérea, dejando su defensa a los muchachos y los hombres de edad avanzada de la Volkssturm. Ese día decolaron los últimos vuelos. El Ejército Rojo capturó la base aérea casi sin resistencia al día siguiente.
Junkers Ju-352, era una versión del Ju-52 con mayor capacidad y mayores prestaciones
En previsión del posible cerco de Berlin y del peligro de quedar aislados se habilitó una zona apta para aterrizar aviones en el centro de Berlin. La pista de aterrizaje improvisada estaba en la avenida Unter den Linden Ost West Achse de la puerta de Tor Brandenberger a la Puerta de la Victoria de 1870 a 1871. A partir de entonces comenzó a operar una flota de 15 Ju-52 y varios Storch Fi-156 y Arado Ar-96.

Debido a los cambios organizativos y a la falta de combustible ese día se realizaron pocas salidas, unas 460, y la mayoría de ellas no fueron de combate propiamente dichas.

El KG 200 envió cuatro Ju-188 acompañados por siete Fw-190 contra tropas y vehículos rusos al nordeste de Berlín. El 10.(Pz.)SG 2 consiguió hacer despegar cinco Ju-87 G que acompañados por una docena de Fw-190 atacaron tanques en la zona del Oder, dos Stuka y cuatro Fw-190 no volvieron. El SG 1 y el JG 4 realizaron también ataques jabo en las afueras de Berlin. El KG 51 hizo su última salida, seis Me-262 atacaron formaciones de blindados cerca de Potsdam.
Junkers Ju-188
No hubo gran actividad por parte de las Jagdgeschwaders, aunque se lograron algunos éxitos. El JG 3 se batió con dureza, a pesar de poner en vuelo pocos aparatos, el Hptm. Karl-Heinz Langer del III/JG 3 derribó un Yak-3 cerca de Küstrin y al Lt. Karl-Dieter Hecker se le asignó el derribo de otro Yak-3 a las 15.55 al norte de Berlin. Nuevamente el Hptm. Johannes Kaufmann se apuntó una victoria, un Yak-3 derribado sobre Orainemburg a las 13.40. El JG 11 se enfrentó a bombarderos rusos con fuerte escolta de cazas, anotándose una victoria el Uffz. Karl-Heinz Kabus, un Pe-2 a la altura de Löwenberg. El Fw. Karl Hoett del JG 26 derribó un Spitfire a las 6.15 de la mañana. Algo más activo estuvo el JG 27, por la mañana el Fhr. Hans-Ulrich Flade derribó su primer avión, un Il-2, y por la tarde a las 18.04 h. en combate cerrado con un numeroso grupo de Yak-9, el Uffz. Eberhard Tietz en el espacio de un minuto derribó dos de ellos.

El testimonio del día corresponde a Albert Speer, Ministro de Armamento.

“El 23 de Abril anuncié a uno de los asistentes de Hitler mi deseo de verle, ahora que todo estaba perdido sentía la necesidad de despedirme de él, ya que nuestro último encuentro me produjo un mal recuerdo. No solo era el magnetismo que me inspiraba, sino, que también pesaba la sincera amistad que habíamos tenido. El aeropuerto de Gatow-Berlin estaba muy cerca del frente y podía caer en manos rusas en cualquier momento, así que mi oficial de enlace y yo volamos en un Ju-52 al aeropuerto de pruebas de Rechlin. De allí partían los cazas que combatían contra las tropas soviéticas al sur de Potsdam, el comandante se mostró dispuesto a llevarme a Gatow en un caza de entrenamiento biplaza, en Gatow tendrían preparados dos Storch que nos llevarían al interior de Berlin. Mientras volábamos a Gatow a mil metros de altitud no apreciábamos la magnitud de la batalla de Berlin, solo algunos destellos de artillería y las granjas incendiadas que se consumían lentamente. Es verdad que en la zona oriental de Berlin se veían grandes columnas de humo. Cuando aterrizamos en Gatow, la escuadrilla de cazas siguió volando hacia sus objetivos. El aeropuerto estaba casi desierto. Mis acompañantes y yo subimos a dos Storch y sobrevolamos en vuelo rasante la misma pista que recorrí con Hitler la víspera de su quincuagésimo cumpleaños. Poco antes de la puerta de Brandenburgo, aterrizamos en plena avenida, para asombro de los pocos coches que circulaban, mandamos parar un transporte de la Wehrmacht y nos hicimos conducir a la cancillería. En su despacho, Hitler no mostró la menor emoción, me pareció que estaba vacío, sin vida. Me preguntó por mi opinión sobre Dönitz y comprendí claramente que su interés no era casual, sino que tenía que ver con la elección de su sucesor. Yo manifesté mi impresión positiva e ilustré mis palabras con detalles que sabía que le iban a gustar. Hitler me preguntó de repente: -¿Qué le parece?¿Debo quedarme aquí o irme a Berchtesgaden?-. Mi repuesta fue espontánea, de nuevo me sentí emocionado – Creo que, si no hay más remedio, será mejor que termine su vida de Fuhrer aquí, en la capital, que en su casa de recreo-“

24 de Abril de 1945
El 56° Panzerkorps de Weidling se repliega a la ciudad y comienza con terrible dureza lo que Heinrici y otros habían esperado evitar: la lucha casa por casa en la capital.

Militarmente Berlín no estaba preparada para defenderse. La última línea de defensa estaba en el Oder. Las defensas anticarro y otras similares que habían sido preparadas a la ligera en los barrios periféricos son deficientes y poco aprovechables. La distribución de la ciudad y sus alrededores en ocho zonas de defensa en forma de cuña, con el vértice convergiendo en el centro de la ciudad (mandos A-H) y cuatro círculos concéntricos de barricadas (el más amplio, en las afueras de la ciudad; el «círculo verde» en los barrios extremos a lo largo de canales e impedimentos semejantes; el círculo interior a lo largo de las líneas del tranvía; y el círculo de la ciudadela, llamado núcleo, en la zona de residencia del Gobierno), no era más que un esquema teórico. Nunca existió un frente coordinado, como tampoco un servicio militar de información. Los oficiales de Weidling consiguieron informarse de la marcha de los sucesos por medio del servicio público de teléfonos, que funcionó hasta casi el final: llamaban a conocidos o a cualquier número telefónico y preguntaban si los rusos habían llegado, y, si así era, las fuerzas de que disponían.

El cerco de la ciudad iba estrechándose cada día más y más. El 24 de abril se oía ya el fragor de la lucha callejera en Zehlendorf, Tempelhof y Neukölln. Las bases aéreas de Flugplatz Schönwalde y Tempelhof cayeron en manos soviéticas. El stab/KG 51, I/KG 51 y III/kg 51 fueron disueltos y sus aparatos y pilotos se trasladaron al II/KG 51, en Praga, único Gruppe que perduró hasta el final de la contienda.
A pesar de todo ese día llegaron suministros de combustible a muchas unidades y los grupos de combate realizaron numerosas salidas en un intento por salvar a la capital, ese día la Luftwaffe realizó 728 salidas.

La15. Flieger-División ordenó a sus Jagdgeschwaders JG 2 y JG 27 concentrar sus actividades en el norte-este de Berlín, dependiendo de donde estuviese la punta de lanza del ataque ruso. Los pilotos alemanes tenían orden sólo para atacar objetivos que identificaran con claridad.
La 15. Flieger-División ordenó a varios Bf-109 mantener continuo reconocimiento aéreo de la zona de batalla de las puntas de lanza blindadas rusas en la zona de Berlín. También hubo reconocimiento fotográfico especial para el sur y el sureste de Berlín con Ar-234 A.
Se realizaron numerosos ataques jabo por parte del SG 1, SG 4, JG 26 y JG 27, entre las 15:09 h. y las 16:30 h. diez Bf-109 del JG 27 realizaron ataques a baja cota contra camiones y posiciones antiaéreas en el área de Oranienburg y Bernau, al norte de Berlín. Hubo combates con aviones rusos, y se reclamó una victoria por parte del JG 27, un LaGG-3 que se le adjudicó al Fw. Walter Shainysch. Dos aviones no regresaron.
LaGG-3, uno de los cazas soviéticos que saturaban los cielos berlineses
Las Jagdgeschwaders pelearon ese día de lo lindo, nuevamente volaron sobre Berlin los Ta-152 del JG 301, entre las 8.40 y las 9.00 se enfrentaron a un numeroso grupo de Yak-9, el Obfw. Walter Loos derribó dos Yak-9 y el Obfw. Willi Reschke otros dos. Los Fw-190 del JG 26 entablaron combate a las 8.15 de la mañana con un grupo de Yak-3, reclamaron bastantes derribos, y tres les fueron adjudicados respectivamente al Obfw. Erich Schwarz, Lt. Waldemar Söffing y Fw. Kurt Hein. El JG 11 se enfrentó a los Yak-9, derribando dos de ellos, uno el Fw. Herbert Drübe y otro el Obfw. Hans-Gerd Wennekers. Ese día la mayor proeza la realizó el Obfw Heinz Marquardt del 13./JG 51 que logró que le homologaran el derribo de cuatro Yak-3 en una salida. Como grupo, el III/JG 3 fue el más combativo de ese día, en total se le adjudicó el derribo de 18 aparatos rusos, destacando el Maj. Werner Schroer que logró sus victorias número 111 y 112, un Yak-3 y un Yak-9 respectivamente.

Ese día uno de los mejores pilotos de caza todos los tiempos, Günther Lutzow tras derribar su avión 110 desapareció con su Me-262, el caza y sus restos mortales aún no han sido localizados.

El testimonio de este día es un relato del Fw. Walter Shainysch del JG 27 :

“Son las tres de la tarde del 24 de Abril, nuestro grupo ha conseguido reunir diez BF-109 para un ataque a concentraciones de tropas en el sector de Bernau. Cuatro de los aparatos, incluido el mío, son equipados con contenedores de bombas de fragmentación. Mi querido “Gustav” lleva 100 bombas de fragmentación de 5 libras cada una. Odio los trabajos de bombardeo, nuestras monturas se vuelven lentas y poco manejables llevando estos cacharros. Despegamos con un colchón de nubes que no es muy espeso pero que nos sirve de protección, algunos minutos más tarde emergemos sobre el sector cuatro, donde el cielo esta limpio y hacia el este no se ve ni una nube. Alrededor de nosotros había grupos de 40 o 50 cazas rusos, uno de ellos se lanzó sobre las rotte que estaban más rezagadas. En el aire podía ver unos 300 cazas rusos, un grupo a 500 mts, otro a 900 y otros dos a nuestro nivel, por encima nuestro puede haber uno o dos más. Hacemos una picada vertical atravesando un grupo de Yaks, que se desperdigan al vernos, enderezamos suavemente describiendo una trayectoria que nos lleva a un vuelo rasante sobre una formación de camiones rusos, no espero a ver tanques, solo deseo soltar mi contenedor, oprimo el botón y mi “Gustav” da un buen salto. Las explosiones vuelcan algunos camiones, otros están ardiendo.
La artillería antiaérea rusa vomita fuego por todas partes. Dios mío!, parece que no quede un solo lugar en el cielo que no esté acribillado por ella. Instintivamente me encojo en mi cabina, y siempre en vuelo rasante, viro rápidamente, dirigiendo mis cañones a las baterías antiaéreas. Al ascender veo unos cuantos cazas rusos entablando combate con mis camaradas. La radio solo es una mezcla de gritos y maldiciones. Dos Lavochkin tratan de meterme en un combate cerrado, pero me libro de ellos picando de nuevo. Un Messerschmitt se halla en apuros con un Lavochkin en la cola, lo cojo por sorpresa alcanzándole con varios disparos en la cabina y en el motor. Es mi victoria número doce. Pensando en esa jornada, creo que fue un milagro que ocho aparatos pudiéramos volver a casa.”

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