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lunes, 13 de mayo de 2019

RMS Tayleur, el "Titanic" antes del Titanic

Para los historiadores y aficionados en general, un hecho que siempre resulta innegable es que la historia parece repetir patrones de manera frecuente.

El objeto del post del día de hoy involucra a un barco, el RMS Tayleur, que, al igual que el afamado Titanic, navegó bajo la bandera de una empresa inglesa llamada White Star, se hundió en su viaje inaugural con gran pérdida de vidas humanas, y capturó la imaginación mundial, por lo que muchos han llamado a este naufragio "el primer Titanic".

El Tayleur fue llamado así en honor a Charles Tayleur, fundador de Vulcan Engineering Works, con sede en Bank Quay, Warrington, Inglaterra. Este empresario fabricaba cañones y puentes para la Marina inglesa, luego se interesó por la construcción de barcos de vapor movidos con motores de paletas.

Fue diseñado por William Rennie, en la ciudad de Liverpool y construido en los astilleros de Charles Tayleur en Warrington, a las orillas del río Mersey, para la empresa Charles Moore & Company, los trabajos empezaron en marzo de 1853.

En los términos navales de aquellos tiempos, el Tayleur era una fragata, puesto que se trataba de un velero que poseía 3 mástiles con velas cuadradas, y su casco estaba hecho de hierro (no acero). Tenía 230 pies de largo con una viga de 40 pies y 1,750 toneladas de desplazamiento, cinco mamparos se encontraban a lo largo del casco, sus bodegas eran de 28 pies de altura y permitían almacenar unas 4000 libras de carga y equipo, lo cual equivalía a unas 1997 toneladas, dichas bodegas estaban situadas por debajo de tres cubiertas, de las cuales sólo la superior estaba destinada al pasaje. Estas características lo convirtieron en el barco más grande de su tiempo.

El precio de la embarcación fue de unas 34,000 libras, unos 2 millones de libras de la actualidad.

El hecho de que semejante barco estuviera siendo construido en los bancos de un río llamó la atención de los pobladores locales, quienes evidentemente no creían que tal coloso pudiera navegar en las aguas del río Mersey y alcanzar el mar. Así pues, la construcción del navío captó la atención de los periódicos.

El barco fue botado al río el 4 de octubre de 1853; solo llevó seis meses construirlo.

Charles Tayleur no estuvo presente en la ceremonia de botadura, había enviudado apenas unos días antes. Uno que estuvo pero no estuvo fue el capitán: John Noble, quien tenía 29 años de experiencia, pues unas horas antes se cayó dentro de la nave desde una altura de poco más de 8 metros y quedó lastimado, otro marinero tuvo que llevar el barco hasta el mar hasta que Noble se recuperara y tomara el mando.

El nuevo barco no realizó sus pruebas de rigor en altamar, aunque no eran obligatorias en ese tiempo, y de inmediato fue fletado por la naciente empresa inglesa White Star Line, para atender sus florecientes rutas hacia Australia, estimuladas por la fiebre del oro.

White Star Line había sido fundada 8 años atrás, en 1845, por los empresarios Henry Wilson y John Pilkington, la compañía no disponía de embarcaciones propias, así que fletaba sus barcos a otras compañías, así, los RMS Blue Jacket, White Star, Red Jacket, Ellen, Ben Nevis, Emma, Mermaid, Iowa, y desde luego, el nuevo y reluciente Tayleur, formaron parte de la flota.

El RMS Tayleur salió del puerto de Liverpool en su viaje inaugural, el 19 de enero de 1854, con destino a Melbourne, Australia, llevando abordo 581 pasajeros y 71 tripulantes, sumando un total de 652 personas.
Pasajeros abordando
De esos 71 tripulantes, sólo 37 eran marineros entrenados, lo cual apenas supone la mitad del personal, y de estos, diez no hablaban inglés, muchos de ellos estaban buscando un pasaje gratuito a Australia para tratar de hacer fortuna en aquellas tierras, y a la White Star le convino contratarlos como tripulantes en diversos oficios, no obstante, muchos de los así contratados simplemente se perdieron entre el pasaje.
Los pasajeros se dividían en 3 clases, los de Primera pagaron 60 libras y podían comer en la mesa del Capitán, los de segunda pagaron 25 libras, y los de tercera hicieron lo propio con 15 libras.

La carga del RMS Tayleur era principalmente material de construcción: ladrillos y tejas, lo más inusual era un lote de lápidas en blanco, un piano, y un pequeño bote de paletas, propiedad del ingeniero del barco, y en el cual estaba previsto que éste viviera con su esposa durante los 2 meses que llevaría el viaje a Australia.
Bote de paletas a vapor
El valor total de la carga del barco se estimó en unas 20,000 libras.

Uno de los problemas de desempeño que enfrentó el barco era que sus brújulas no funcionaron correctamente debido al hierro del casco, cuyo magnetismo natural interfería con dichos instrumentos. Este fallo resultó significativo, ya que supuso que la ya de por sí inexperta tripulación creyera que estaban navegando hacia el sur a través del Mar de Irlanda, pero en realidad viajaban hacia el oeste hacia la mismísma Irlanda.
La noche del viernes 20 de enero de 1854, tras apenas 48 horas de navegación, el RMS Tayleur se encontró en una niebla y quedó en medio de una fuerte tormenta, que lo llevó en un curso directamente a la isla de Lambay, a apenas 8 kilómetros de la costa irlandesa, a la mañana del día 21 la visibilidad ya era prácticamente nula. Los problemas técnicos empeoraron la situación: el timón era de tamaño inferior para su tonelaje, por lo que no pudo virar alrededor de la isla. Las cuerdas que sujetaban las velas no estaban lo suficientemente tensas y se aflojaron, haciendo casi imposible controlar las velas. Se lanzaron un par de anclas para tratar de esquivar la isla por el sur, pero los cables no respondieron y la maniobra resultó inútil. El barco encalló en las rocas cercanas a la isla aproximadamente a las 11:30 de la mañana.

En un principio se hicieron intentos para bajar los botes salvavidas de la nave, pero cuando el primero de ellos se estrelló contra las rocas debido a los fuertes oleajes, se determinó que era demasiado peligroso lanzar los botes restantes, los cuales, aún si hubieran sido lanzados, resultaban insuficientes. El RMS Tayleur estaba tan cerca de tierra firme que la tripulación pudo tirar uno de los mástiles para hacer contacto con la costa, y algunas personas a bordo pudieron bajar a la isla aferrándose a lo largo del mástil derrumbado.
Algunos de los que llegaron a la costa habían llevado consigo cuerdas atadas al barco, lo que les permitió a otros ponerse a salvo usando esas cuerdas, aunque muchos perecieron en el intento. El capitán Noble esperó a bordo del Tayleur hasta el último minuto, luego saltó hacia la costa y fue rescatado por uno de los pasajeros.

Con la tormenta y la alta mar empeorando, el barco fue arrastrado a aguas más profundas con un estimado de 270 personas aún a bordo. Se hundió hasta el fondo con solo la parte superior de sus mástiles quedando por encima del nivel del mar, en menos de 30 minutos.
Los 280 sobrevivientes se enfrentaron entonces con la necesidad de subir por un acantilado de casi 80 pies (24 m) para ponerse a salvo de la lluvia y los oleajes. Un drama humano se desató en medio de una situación donde cada persona tenía que ver por sí misma.

Un pasajero sobreviviente alertó a la estación de guardacostas en la isla. Este pasajero y cuatro guardacostas salieron en la galera de guardacostas. Cuando llegaron al naufragio encontraron al último sobreviviente en el barco, William Vivers, que había subido a las cimas de los aparejos y había pasado 14 horas allí.

A la mañana del domingo 22 de enero se logró mandar un bote a la costa de Irlanda. La compañía de Paquetería de Dublín mandó al vapor Prince para rescatar a los sobrevivientes, a cada uno además se le entregaron 5 libras para gastos, así como víveres. El Prince llevó a los sobrevivientes de regreso a Liverpool, donde White Star ofreció pasajes gratuitos a Australia, aunque pocos los aceptaron.

Los números de vidas perdidas varían, se supone que fueron al menos 297, y hasta 380 los fallecidos, según la fuente que se consulte. De las más de 100 mujeres a bordo, solo tres sobrevivieron, posiblemente debido a la dificultad con la vestimenta de esa época (ropajes muy pesados, y especialmente las crinolinas, que eran de metal), también fueron solamente tres los niños sobrevivientes. Muchas familias perdieron a muchos de sus integrantes, se cita por ejemplo, a las familias Boar y Jaffray, las cuales perdieron a 9 miembros cada una, o el caso de Alexander Bell, quien perdió nada menos que a 13 familiares en el naufragio.

El 2 de marzo se entregaron medallas a pasajeros, guardacostas y tripulantes a quienes se consideró tuvieron un comportamiento heroico ante la catástrofe.
Las planas de los periódicos culparon a la tripulación por su falta de cuidado y su evidente inexperiencia, no obstante la investigación oficial absolvió al Capitán Noble y culpó a los propietarios de la nave, acusándolos de negligencia por permitir que la nave partiera sin que sus brújulas se ajustaran adecuadamente, incluso algunos sobrevivientes señalaron que el barco seguía recibiendo ajustes y tareas de construcción durante el viaje. La Junta de Comercio británica sin embargo, culpó al capitán por no hacer sondeos, una práctica estándar cuando se navega con poca visibilidad.

El pecio del barco se encuentra ligeramente al sureste de la isla de Lambay, en las coordenadas 53°28'54"N y 06°01'12"W. Parte de la carga, incluyendo las lápidas, permanece relativamente intacta. Se recuperó la vajilla y un ancla, que sirve de monumento.
Lápidas del Tayleur
Y he aquí como la historia se repite en formas insospechadas: la prensa rápidamente se hizo eco de la tragedia elevándola a proporciones inesperadas, lo cual alejó al pasaje, White Star Line enfrentó una crisis severa tras el naufragio del Tayleur, la empresa no sobreviviría mucho tiempo y la fiebre del oro en Australia llegó a su fin, por lo que la compañía se avocó a su ruta entre Liverpool y Nueva York. Para 1867 las deudas, la mala imagen y fallidos intentos de fusiones llevaron a la empresa a la quiebra.

Los activos de la compañía fueron comprados por apenas 1,000 libras por el magnate Thomas Ismay en 1868, y creó una nueva White Star, se asoció con los astilleros Harland and Wolf, y convirtió a la línea en la mayor empresa de pasaje del Atlántico Norte, con barcos cada vez más grandes, hasta llegar a la malograda Clase Olympic, de la cual el Titanic era el segundo integrante.
El sitio del naufragio en la actualidad

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